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EL PATRIMONIO ESPIRITUAL DE LOS HERMANOS. 229 La Regla y Constituciones de los Hermanos Menores Capuchi­ nos son una, entre tantas Reglas y Constituciones, de esas que ani­ man la existencia de los numerosos institutos en la Iglesia, hoy tam­ bién movimientos eclesiales con sus particulares Estatutos. Hay que ser conscientes de que el institucionalismo y las críti­ cas al mismo no es un fenómeno característico de la generosidad y originalidad franciscano-capuchina, en cuanto tales, sino más bien un fenómeno propio de los hijos de nuestro tiempo, críticos con todo lo funcional, incluso ortodoxo. Hay que saberse constituir en grupos que acierten a dar vida y hacer propios los anhelos de su tiempo, llegando a reconocer la Providencia del Señor, que ha querido tantos carismas e institucio­ nes. En resumidas cuentas, vida, al igual que lo es la Orden Capu­ china. A todas esas instituciones las quisiéramos fielmente creativas, también mediante las expresiones y publicación de unas normas adaptadas al hoy del Evangelio, de la Iglesia y de la sociedad, y bajo la guía del Espíritu Santo. Atención a que «el mito del retorno a los orígenes en el mundo moderno implica un rechazo a la revolución científica y técnica y al desarrollo de las fuerzas productivas operadas por el capitalismo, una exaltación de la simplicidad y pobreza precapitalista. Los asce­ tas monacales de cierta intelectualidad pequeño burgués, no tan pobres como para detestar la verdadera pobreza, ni tan ricos como para aceptar la riqueza, añoran la sencillez de los tiempos anterio­ res a la acumulación del capital. En contraposición, Marx se encar­ gó de rehabilitar la riqueza como elemento del poderío humano y de la belleza de la vida»11. carisma e delle proprie tradizioni spirituali e viverle coerentemente. Ma è anche vero che la piena identità del carisma specifico la si raggiunge solo nell’unità realizzata con gli altri carismi. Ecco el dinamismo trinitario di unità e distinzione che si reverbe­ ra sulla terra e che solo permette alle differenti vocazioni di esse se stesse, nella piena comunione». 11 S e b r elli , o . c ., p. 114, donde continua: «Además, el mito del retorno a los orígenes tiene otras implicaciones reaccionarias: el rechazo a lo nuevo, a lo que se aleja del origen en el tiempo; y el rechazo a lo extranjero, a lo que se aleja del ori­ gen en el espacio. En el mito de los orígenes, el que posee primero la tierra es mejor que el recién llegado; una conclusión inevitable es que el poblador con varias gene-

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