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EL PATRIMONIO ESPIRITUAL DE LOS HERMANOS. 227 solación, pero, al mismo tiempo, producto del alma tranquila, razona­ ble, que busca dar con aquello que dentro de los límites propios, de la racionabilidad, responde al querer y don del Señor. Así, pues, las Constituciones no podrán ser un ejemplar de elec­ ción correcta, discernimiento comunitario, ni de acertadas propues­ tas, si responden únicamente a una atracción y movida del Señor que no ha sido razonada, cuando concreta particulares, y se limita a presentar el núcleo de la consolación. Carisma e identidad vividos en la postmodernidad. Traemos ahora y aquí estas dos expresiones o conceptos, carisma y postmo­ dernidad, que, para nosotros, en este momento, se identifican con el de «programa singular de vida». Lo hacemos con la intención y sentido de desvincular el carisma e identidad de esa búsqueda del pasado, que podríamos concretizar en el retorno a las fuentes, algo que supone y exige todo estudio de reforma y adaptación de unas normas de vida que se desean hacer realidad en un modo de ser, pensar y existir al que denominamos postmoderno 7. Un tic muy típico del pensamiento occidental, tanto clerical como laico, impuesto sobre todo por la Reforma, es el que dice que hay que volver a las fuentes o bien en los que, en los orígenes, se encuentra la verdad... 8. Lo que sí hay que poner de relieve es que esta manera de pensar y comprender la existencia humana puede 7 No entro a presentar ni analizar las expresiones carisma e identidad, menos aún la de retorno a las fuentes y la misma de modernidad. Me limito a interesar al lector por el trabajo de G. Mucci, «La posmodernità buona», en La Civiltà Cattolica, 1.° marzo 1991, 3521, y también por la obra de J. S. S ebr elli , El asedio a la moder­ nidad. Crítica del relativismo cultural, Barcelona 1992, escrito donde se ofrece una descripción de los valores positivos y negativos de la postmodernidad. 8 Ya van a hacer bastantes años cuando me llamó la atención la expresión que no me resisto a trascribir en estos momentos: «Il totale “paganesimo” di ogni fascis­ mo si rivela infatti sin da quel volgere la testa indietro, nella nostalgia de un’età dell’oro che starebbe nel passato. Ecco allora “antichi romani”, i“germani”, le loro “difesse della tradizione”, qualunque sia. Anche qui, il contrario esatto del cristianesimo per il quale il peggior futuro e preferibile al miglior passato. Perchè la salvezza, i cieli nuovi e le terre nueve stan­ no alla fine stessa della storia. Da qui, quella tensione verso l’avvenire che lievita, pur tra tali e tanti ritardi ed errori, la tradizione ebraico-cristiana». V. Messori, Ipotesi su Gesù, 31 ed., Torino 1985, p. 281.

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