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226 SATURNINO ARA gratamente, tanto por sus contrastes como, al final, por su fideli­ dad al carisma o identidad franciscano-capuch ino, del que nos ocuparemos de inmediato, escriben sobre la necesidad de educar­ se para la legalidad. Dicen que los capuchinos debemos comen­ zar a educarnos para saber respetar la legalidad dentro de la vida del grupo, pues, de lo contrario, tendremos que seguir aguantan­ do y tolerando esas actuaciones positivistas, subjetivas, al fin ego­ ístas, personalistas e individualistas y al margen del sentir del grupo, proven ientes, tristemente y de forma bastante general, de quienes ejercen la función de servicio, garantía de una menta­ lidad liberadora 4. Aplicando al caso de las Constituciones de los Capuchinos, texto jurídico, síntesis de lo normativo y espiritual, el pensamiento de Rat- zinger5 en torno a la libertad y verdad, pienso que se puede afirmar que, en nuestra historia capuchina de casi cinco siglos de existencia, nunca se ha dado la situación absolutamente ideal de una vida tan comprometida con lo espiritual que no haya sido regulada por unas normas y exigencias de orden. El ser humano está siempre en cami­ no y es limitado, necesita continuamente de reformas y de adapta­ ción, pero sin caer ni dejarse deslumbrar por el mito de la adap­ tación y renovación y menos pensando que se puede vivir sin leyes, porque somos o estamos perfectamente convertidos. También es ver­ dad que el derecho perfecto no existirá jamás. Haciendo uso de la terminología ignaciana sobre discreción de espíritus, osaría afirmar que las Constituciones, como cosas secunda­ rias que son, habrá que discernirlas en un tercer tiempo, desde luego no en el primero de consolación; aquí el documento espiritual6. Tam­ poco en el segundo, sino en el tercero, tranquilos (n. 177), cuando entra en juego la razón. Lo nuclear es el documento espiritual, fruto de la consolación, y, en cuanto secundario, es también fruto de la reflexión ante Dios, con- 4 Cf. Cappuccini: educarsi alla legalità, Secretariato nazionale opere sociali Frati Cappuccini, quaderno n. 2, pp. 7-11. 5 Cf. J. R atzin g er , La fe corno camino, Pamplona 1997, pp. 26-27. 6 Véase S. Arzubialde, Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Historia y análi­ sis, Bilbao-Santander 1991.

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