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246 SATURNINO ARA inquietudes y exigencias sentidas por el hombre de hoy, de expe­ riencias vivas del encuentro con Dios en un contexto no sólo indi­ ferente sino incluso contrario a las realidades sobrenaturales, de unos nuevos métodos de búsqueda de «intimidad» con el misterio, para lo cual no basta con meditar, es necesario vivir lo que se ocul­ ta tras la sacramentalidad de la Eucaristía, de la Penitencia o recon­ ciliación, del encuentro con las expresiones, no sólo teológicas y vivenciales de una devoción y de un culto a María y del cultivo de prácticas como los ejercicios espirituales y días de retiro, etc., sino haber experimentado también el encuentro con esas mismas prácti­ cas populares de raíz profundamente humana, las del hombre del pasado, menos seguro, pero más dueño de sí mismo al saberse con­ fiar al misterio, y las de los hombres del presente que se sienten autónomos, pero indefensos, al verse sin el apoyo de ese mismo Misterio que buscan ansiosamente en el encuentro con unas prácti­ cas que son medios, nunca fines. Las programaciones de vida espiritual requieren concreciones que, de no tomarse, hacen pensar en la inconsecuencia que puede suponer el anuncio de un compromiso al que no se encuentra un modo de realizarlo. El capítulo cuarto , «Nuestra vida de pobreza», presenta unas con­ sideraciones doctrinales que pueden resultar verdaderas, pero desde otro contexto socio-económico; olvidan ser una superación frente al pasado. Se destaca, y con acierto, la pobreza de espíritu. Esto se hace mediante el uso de expresiones y textos valerosos. Se echa en falta un lenguaje asequible al hombre de hoy, con respuesta a las realida­ des que se viven, como pueden ser el manejo fácil de dinero y los gastos en obras y reparaciones, ventas y compras, el mismo progre­ so económico y el disfrute del estado del bienestar traducido en cui­ dado de las casas, de los enfermos y de la mejora de salud, las modernas posibilidades urbanísticas con el contravalor de la reduc­ ción en el uso de los terrenos y de los volúmenes edificables, impo­ sición de impuestos, destino social de los bienes, etc. Se dan unas normas sobre materias y temas administrativos que resultan irreales, ya que, de momento, al no haber dado una solu­ ción, en particular, al problema de la propiedad o posesión de bie­ nes por la Fraternidad, se vive aún en el pasado y con «desconoci­ miento legislativo» de unos hechos sociales que hoy, siempre,

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