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152 ENRIQUE RIVERA Hecha esta observación general sobre la obra, pasamos a refle­ xionar sobre algunos temas de suma importancia expuestos en la misma y que deben ser especialmente valorados. Con ello hacemos referencia a las aportaciones más o menos definitivas o, a la inversa, discutibles del pensamiento de Zubiri. Creo que es hora, ante una obra como esta que aquí se comen­ ta, entrar de lleno por este camino, comprometido, pero que ya es ineludible el afrontarlo. Otros han precedido. El mismo D. Gracia deja caer, de paso, en su obra observaciones críticas de alto valor. Por mi parte, quisiera presentar aquí una síntesis personal de mi larga reflexión. En cuatro puntos me quiero detener. Los considero aportaciones definitivas. 1.° LA DISTINCIÓN ENTRE COSA-REALIDAD Y COSA-SENTIDO Esta distinción la juzgamos sumamente actual al sentirnos hoy acosados por las técnicas de masificación, que ven tan sólo en el hombre la posibilidad de ser manipulado al margen de su dignidad de persona. Zubiri ha elevado el tema, como es su estilo, desde la sociología a la metafísica. En ella ha definido la cosa-realidad con su escala bien precisa: mineral, vegetal, animal, hombre, Dios. Según esta escala los seres han de ser respectivamente valorados. Pero el tecnicismo de hoy, en sus diversos campos, tiende a ver los seres según el sentido que puede dárselos. Y es claro que si se trata de una madera no hay por qué preguntarse si procede hacer de ella una mesa o una silla. Ambas son cosas-sentido al arbitrio del hom­ bre que las hace. Pero cuando se trata de una persona —más grave el caso de Dios— no puede pensarse en una cosa-sentido al servicio de meros intereses políticos, comerciales, etc. D. Gracia ha visto bien el alcance de esta distinción (pp. 171, 191...). Debe, por lo mismo, entrar esta distinción zubiriana en la contextura mental del hombre de hoy: del metafísico y, también, del antropólogo y del sociólogo. 2.° COMPOSICIÓN DE LOS SERES POR LAS «NOTAS DE» Aristóteles y los escolásticos, en su seguimiento, juzgaron nece­ sario admitir en el ser compuesto un doble elemento: determinable

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