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148 CARLOS BAZARRA Resta otro proceso coyuntural. Cuando digo r e g e n e r a c ió n aludo a lo que otros llaman r e n o v a c i ó n , r e c o n c i l i a c i ó n , ju s t if ic a c i ó n , lib e r a ­ c i ó n , r e c t i f i c a c i ó n , re m is ió n , r e d e n c ió n . Con todas esas palabras nos queremos referir al tránsito de la injusticia y de la degeneración del amor, a la justicia y al amor responsable. Ante un desvío ocasional, se impone una rectificación para retomar el camino adecuado. No coincide con el proceso creacional, puesto que la creación conti­ núa, siendo uno pecador o no. En cambio, cuando uno es víctima de la injusticia o del pecado, el proceso de salvación requiere la liberación o justificación, como parte integrante de esa salvación 14. También este proceso de regeneración es gracia. 6. DEL PECADO ORIGINAL AL AMOR ORIGINAL Todo este análisis de la realidad histórica está sugiriendo un cambio profundo en nuestro paradigma teológico. No se trata de ignorar o negar el pecado. Lo que afirmamos es que la realidad del pecado nunca es lo original. Aunque desde San Agustín en la con­ troversia pelagiana se viene calificando de original el pecado de Adán, y luego el Concilio de Trento ratificó esa creencia 15, mi modesta opinión es que el adjetivo «original» no es en modo alguno acertado. Antes de ese supuesto pecado estaba presente el amor misericordioso, original y originante; el pecado sólo tiene sentido como respuesta a una iniciativa divina que le precedió lógica y cro­ nológicamente l6. «Dios nos amó primero» (1 Jn 4, 19). La Teología, como «intellectus amoris»17, tiene una tarea urgen­ te y profundamente espiritual: recuperar el amor original de Dios como un absoluto, del que procede «todo cuanto hay de verdade- 14 G . G utiérrez , Teología de la Liberación. Perspectivas , Salamanca, Sígue­ me, 1994 (15 e<±), pp. 87-92; J. L. S eg u n d o , «Libertad y liberación», en Mysterium liberationis, t. I, Madrid, Trotta, 1990, pp. 373-391. 15 Trento: sesión V, decreto sobre el pecado original, DS 1510-1516. 16 Para todo el tema del pecado original, remito al profundo estudio exhausti­ vo de Alejandro de V illalmonte , «El pecado original», en Naturaleza y Gracia, Sala­ manca 1978. 17 J. S obrino , «¿Cómo hacer teología? La teología como “intellectus amoris”», en Sal Terrae (1989) 897-417.

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