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112 FELIPE F. RAMOS siglos ii y ni d. de C., en los que bar nashá o bar nasb significa «yo»12. Designaría al hablante. Por tanto, cuando Jesús decía «hijo de hombre» cualquiera habría entendido sin dificultad que estaba refiriéndose a sí mismo. c) Que Jesús utilizase la expresión como perífrasis del «yo» o «alguien en mi situación», el «yo del hablante», como afirma G. Ver­ mes, es negado abiertamente por J. Fitzmyer 13. Para él el uso peri­ frástico sólo sería admisible cuando no fuera posible el genérico, el empleo genérico de la expresión, pues todo empleo genérico com­ porta implícitamente otro perifrástico. La respuesta de Vermes a Fitzmyer nos parece razonable y razo­ nada: el hecho de que los documentos que avalan la tesis de Ver­ mes sean del siglo n o m no son probativos porque «ningún escrito posterior a los textos arameos del siglo i d. de C. resulta admisible como término filológico de comparación. ¡Fuera, pues, la literatura rabínica! A lo cual responde Vermes: «¿Quién puede decir que una frase del arameo de Galilea del año 150 d. de C. no esté más próxi­ ma al lenguaje que subyace en el NT que el arameo qumraní escri­ to en el año 100 a. de C.?14. Es una buena respuesta para la concep­ ción apriorística de que el sentido perifrástico, la referencia al «yo» o a «alguien en mi lugar» no existía en tiempos de Jesús 15. Citamos a continuación la opinión de Fitzmyer utilizando sus mismas palabras en un escrito suyo reciente. «En mi opinión, la mejor forma de explicar el uso de esta expresión como si fuera un título aplicado a Jesús (la cursiva es mía) en el NT es co­ mo un desarrollo hecho en la primitiva comunidad cristiana a par­ tir de los dichos en que él utilizó la expresión «Hijo del hombre» aplicada a sí mismo en sentido que no correspondía a un título, ni tenía carácter sustitutivo, significando nada más que un «ser humano»l6. 12 G. Vermes, o. c., pp. 174-180. 13 J. A. F itzm yer , A Wandering Aramean: Collected Aramaic Essays, SBLMS 25 Missoula 1979, pp. 143-260. 14 G. V erm es , o . c ., p. 201. 15 J. P. M e ie r , o . c ., p. 1325. 16 J. A. F itmyf . r , Catecismo cristológico. Respuestas del Nuevo Testamento, Sala­ manca, Sígueme, 1997, p. 103-

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