PS_NyG_1998v045n001p0107_0135
126 FELIPE F. RAMOS 4.5. ¿Quién puede entender que Jesús es el Hijo del hombre? Únicamente aquellos a los que ha sido revelado. Y ese descubri miento puede ser muy bien el contenido de la revelación hecha a los pequeños (Le 10, 21). Ellos, el grupo de cristianos que manifies tan su fe en Q, se consideran esos pequeños, los que han descubier to en Jesús al Hijo del hombre, y esperan la plena revelación del Hijo del hombre-juez en el futuro (Le 17, 24.39; 12, 2-3.8-9; 11, 30). 4.6. Esta creencia de Jesús como el Hijo del hombre que ha de venir nos explica el porqué el grupo escondido detrás de Q co leccionó las palabras de Jesús y transmitió su mensaje. Las palabras, dichos, sentencias del que vino adquirieron importancia teniendo en cuenta que eran las palabras del que iba a venir. La importancia del presente se acrecienta por las consecuencias que dicho presente tenga para el futuro. 4.7. Mediante la identificación de Jesús con el Hijo del hom bre resolvieron aquellos cristianos un problema que sigue preocu pándonos a nosotros: la unidad de historia y kerygma. Historia y kerygma no se excluyen, sino que mutuamente se complementan. La(s) pretensión(es) de Jesús, del Jesús histórico, se hacen compren sibles desde su futuro (desde el momento en el que aparezca como Hijo del hombre-juez), pero ese futuro sigue siendo el del hombre concreto Jesús de Nazaret, no el de una figura mítica creada por la fantasía 37. III. AUTODESIGNACIÓN O APLICACIÓN Este título pretende responder —en modo alguno resolver— una vieja cuestión que durante varias décadas ha preocupado a los exégetas y sigue haciéndolo: ¿la expresión Hijo del hombre fue uti lizada por Jesús y aplicada a su persona, o fue inventada para desig nar a Jesús y definir con ella su ser y quehacer salvíficos? Dicho de otra manera: ¿es una autodesignación de Jesús o es una aplicación dada a Jesús? La gran sorpresa de esta alternativa está centrada en que la mayoría de los estudiosos de la fórmula, la tendencia más 37 F. F ernández R a m o s , El Nuevo Testamento. Presentación y Contenido, Ate nas, Madrid 1988, pp. 129-130, 138-139, 140-141.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz