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LA «FIGURA» DEL HIJO DEL HOMBRE 119 no, a diferencia de los cuadrúpedos o de los pájaros, no tiene una morada fija en la tierra». Entonces surge el interrogante siguiente: ¿La morada de los cuadrúpedos o de los pájaros es más fija y estable que la de los hombres? Porque nos parece poco probable que el señor Crossan se refiera a la morada que Jesús fue a preparar para los cre­ yentes (Jn 14, 1 ss.). Según lo que podemos deducir de sus considera­ ciones semejante interpretación resultaría simplemente jocosa para él. En este apartado menciona otros dos «complejos», que también merecen un breve comentario: 1.°) El Señor y el sábado (Me 2, 27-28; Mt 12, 8; Le 6, 9). Su aten­ ción recae de modo singular sobre el texto de Marcos, que es donde se resalta la libertad del hombre frente al sábado. Teniendo en cuenta la formulación específica de Marcos, éste es su comentario: «... Par­ tiendo de la relación existente entre el verso 27 y el 28 resulta un tanto denigrante (la cursiva es mía) para la soberanía de Jesús, pues la con­ secuencia lógica del paso de 2, 27 a 2, 28 es que todo ser humano, y no sólo Jesús, es dueño del sábado»29. El comentario que hace Cros­ san al texto de Marcos nos parece excesivamente subjetivo e infunda­ do. Al menos nosotros —en la dirección de toda la exégesis conoci­ da— le damos otra explicación: la causa de la libertad que el hombre tiene frente al sábado le ha sido concedida por la libertad soberana del Hijo del hombre. Por tanto, no es «denigrante», sino sumamente elogioso el que se le aplique a él directamente la frase. A no ser que «las fuentes» de que dispone el señor Crossan nos obligasen a aceptar su interpretación, una vez que nos las hubiese mostrado. 2.°) El segundo «complejo» que analiza es el de la imperdona­ bilidad de los pecados contra el Espíritu Santo (Me 3, 28-29). Nues­ tro dialogante distingue, para su solución, tres fases: a) Se utilizó la expresión genérica «el hijo del hombre» en el epíteto «el Hijo del hombre», en el evangelio de Tomás, 86. En esta fase funcionó bien. b) No quedó tan bien en Me 3, 27-28. c) Fue un verdadero desastre en el texto de Mt y Le (2Q Le 12, 10; Mt 12, 32 y en el texto actual recogido en Le 12, 10; Me 3, 28-29; Mt 12, 31-32). 29 J. D. C ro s s a n , o . c ., p. 304.

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