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104 JUAN JOSÉ GONZÁLEZ ESTÉVEZ CONCLUSIONES Decíamos en la Introducción que la pretensión de este trabajo no era estudiar el objeto religioso, la verdad religiosa, sino al sujeto reli­ gioso: Edith Stein. Nuestro estudio, por tanto, se ha orientado por una aproximación a la persona de Edith Stein: la mujer filósofa que busca y encuentra en la experiencia del Dios cristiano la Verdad. Habitualmente se dice que la historia se encargará de juzgar a las personas; supongo que será por sus obras, porque juzgar a las personas en sí, además de la dificultad, sería una pretensión excesi­ va: ¿en base a qué criterios podríamos establecer tal juicio? Sin embargo, un acercamiento a sus obras y, sobre todo, al itinerario de su experiencia vital, más que para juzgarla para aprender de ella, me parece perfectamente legítimo. La aproximación que hemos realizado ha pretendido, desde la sencillez, encontrarnos con un ejemplo y a la vez un modelo de filó­ sofo de la vida. La persona que vive su vida con intensidad, con lucidez, con la mirada puesta en el acontecer diario, en la realidad circundante, con un clarividente afán de aprehender e interpretar, conocer la verdad, ciertamente puede llamarse filósofo. Edith Stein cumple perfectamente este ideal filosófico: su vivir fue filosofal. Edith fue una verdadera filósofa del ser en el mundo. Normalmente la biografía humana de los filósofos, si se com ­ para con sus reflexiones, sus obras, carece de importancia, es algo intranscendente. En la vida de Edith encontramos, no obstante, una verdadera propedéutica filosófica; su biografía humana es cierta­ mente ya una filosofía. Filosofía que, en el caso de Edith, se centró en una búsqueda cuyo resultado es la verdad religiosa. Soy consciente que nos movemos en un terreno objetivamente resbaladizo: entre el objetivismo de la razón humana y el subjetivis­ mo de lo vital y lo religioso. El acercamiento a Edith ha sido, preci­ samente, recorrer este camino, descubriendo con ella una forma nueva y valiente de hablar y describir la verdad desde la propia experiencia. La objetividad de la verdad steiniana no está, por tanto, en el análisis y la lógica, sino que está en la coherencia de vida con la verdad misma. Por ello, en Edith Stein descubrimos: a ) Que el buscador de la verdad desde la humildad, la admi­ ración y la empatia con los fenómenos humanos y con las cosas

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