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98 JUAN JOSÉ GONZÁLEZ ESTÉVEZ terreno religioso. Quiere conocer a Dios y el judaismo sólo le pre­ senta un Dios lejano, un Dios espíritu al que no se puede ver cara a cara so pena de muerte. 3.4.2. Independien te y descreída Este primer momento sombrío da lugar a un nuevo período de verdadera oscuridad en la fe. Edith ha abandonado conscientemen­ te la fe, también la oración. Únicamente, y por no romper el clima familiar, participa sólo presencialmente en las prácticas religiosas junto a su madre. A la poca claridad, en lo que a religioso se refie­ re, se une el ambiente liberal y descreído de principios de siglo; un ambiente presente en la calle y en la escuela. La niña se ha hecho mujer y la Universidad se ofrece como una buena excusa, no sólo para estudiar la ciencia del hombre racional sino también una ocasión para alejarse del enrarecido ambiente familiar. La independiente, liberal y atea se dedica con verdadero entusiasmo a la ciencia. Sin embargo, en la oscuridad de la trascen­ dencia brillan algunas luces: a) La fen om en o lo g ía . Su inquietud intelectual de conocer el mundo, las cosas le lleva a abandonar la Psicología para entregarse en las manos de la fenomenología. En Husserl encuentra un filósofo que lucha por liberar a la filosofía de las amarras del subjetivismo y del idealismo. Con Scheler descubre el mundo de los valores y la centralidad del hombre. En Reinach y otros descubre a un Dios que les brilla. Descubre cómo la gran mayoría de sus maestros y compa­ ñeros de origen judío han abrazado al Dios cristiano, ya sea en el protestantismo, ya en el catolicismo. b) El p ro b lem a d e la empatia. Curiosamente la necesidad de conocer, desde la experiencia interior que tenía, le lleva a estudiar como tesis doctoral el tema de la empatia. Interiorizar, empatizar, experimentar... Son palabras que rondan su mente. c) El P ad re Nuestro. En un curso de germanística se precisa traducir del alemán antiguo los evangelios de Tations. De la lectura lo que más le impresiona, con lo que más empatiza, es con el Padre Nuestro. Fue, como ella señaló, su primer encuentro profundo con el espíritu cristiano.