PS_NyG_1998v045n001p0007_0106

APROXIMACIÓN A EDITH STEIN. 89 definitivo que ilumine el misterio es su principio de racionalidad. En este nivel se sitúa la experiencia religiosa. Si hemos dicho que conocimiento, vivencia, método, realidad, son «notas» características de toda experiencia humana. Lo paradóji­ co es que al ámbito de lo religioso, de lo sobrenatural, trascenden­ te, le apliquemos igualmente la experiencia, esta vez religiosa, como forma de conocimiento de estas realidades. Y es paradójico porque experiencia parece hablarnos de algo directo, inmediato y vivido; sin embargo, el ámbito de lo religioso parece algo lejano y oscuro. Igualmente parece paradójico el que personas hablen de una rela­ ción que han vivido o viven con una realidad sobrenatural, y sólo ha comenzado a ponerles efectivamente en contacto con ella a par­ tir del momento en que ha sido vivida como experiencia 159. La experiencia ha estado y está a debate entre filósofos y psi­ cólogos. Lo que unos llaman conocimiento de la realidad, tal como emergen a nuestra conciencia, otros llaman simples percepciones y representaciones de la realidad e incluso otros sostienen un realis­ mo absoluto. Dejando a un lado las largas consideraciones, sí pode­ mos hablar de algo intrínsecamente humano: percepciones huma­ nas que nos hacen presente lo real. Por ello Pikaza habla del sujeto humano como «animal de experiencia» l6°. Las condiciones fundamentales de toda experiencia serán la apertura, el tanteo y la fijación de significado 161 por parte del hom­ bre que busca vivir con intensidad todas y cada una de las circuns­ tancias vitales. La experiencia religiosa no escapará a las notas de toda experiencia ni a su condición fundamental. 3.1.2. La experiencia religiosa Martín Velasco nos presenta una primera aproximación al signi­ ficado de experiencia religiosa aludiendo a las propuestas de los 159 Cf. J. M. V ela sco , «Experiencia religiosa», en Conceptos fundamentales del cristianismo, Trotta, Madrid 1993, 479-481. 160 Cf. X. P ica za , Experiencia religiosa y cristianismo. Introducción al miste­ rio de Dios, Sígueme, Salamanca 1981, 33. 161 Cf. ib., 33-34.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz