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78 JUAN JOSÉ GONZÁLEZ ESTÉVEZ ese diálogo enriquecerá la conciencia de todos y colaborará a mejorar la realización de lo humano 131. La posibilidad de hacer filosofía de la religión está dada. Surge, entonces, la Filosofía de la religión como ciencia religiosa independiente que consiste en «reflexionar sobre el hecho huma­ no religioso previamente dado, tal como se nos muestra en las llamadas ciencias de la religión, preguntándose por su racionali­ dad: sus razones de ser, su validez y su justificación crítica»132. De la experien cia religiosa recibe sus elem en tos y los enjuicia desde la reflexión crítica, en cuanto a la validez racional de dicha experiencia 133. Pero es preciso dar un paso más, necesitamos tender un puen­ te entre el saber y el creer 134. Si la Filosofía es ciencia del conoci­ miento y la religión de la fe, ahora se nos presenta a la fe que busca entender y a la inteligencia que busca creer. La Filosofía, desde sus comienzos, surge como expresión del deseo y búsqueda de la verdad del sentido humano. La pregunta por el sentido de las cosas siempre ha estado en la mente, labios y corazón de los hombres, siendo ya en sí misma una forma de auto- trascendencia. «De aquí el parentesco de las actitudes que dan ori­ gen a la actividad filosófica: el asombro, la admiración, la concien­ cia de contingencia, la angustia... con las que originan la aparición de lo sagrado; de ahí el parentesco de su modo de pensar “metafísi- co ”, orientado más allá de los objetos mundanos, con el pensamien­ to en que se expresa la actitud religiosa»135. 131 Ib., 43. 132 D. C a stillo , Cuestiones sistemáticas, Cursos Bíblicos a Distancia 18, Reli­ gión y cultura, PPC-Edicabi, Madrid 1984, 157. 133 Cf. ib., 157. 134 «La Naturaleza es la physis por cuyos elementos — leyes de la naturaleza— el científico sabe que se sostiene en sí misma. La Creación es la physis por cuya rea­ lidad como naturaleza humanizada, es decir, histórica — la dirección de sentido de la existencia: de dónde venimos, adonde vamos y qué es existir— , el creyente cree que se sostiene en Dios» (V. M a rtín , o . c., 54). 135 J. M a r tín V e la s c o , o . c., 41.

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