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APROXIMACIÓN A EDITH STEIN. 69 Los fenómenos se presentan a ella en toda su amplitud. Por su inquietud, su búsqueda prestará ahora más atención a los fenóme­ nos religiosos. En el ambiente secularizado en el que vive, dar razón de su vida y de su fe no es nada fácil. Su camino de «ascensión» comienza una vez más en la realidad objetiva, los fenómenos reli­ giosos, para llegar a la experiencia-vivencia del Dios cristiano. Un repaso al movimiento fenomenológico aplicado a lo religio­ so y a las bases racionales de la religión nos ayudará a comprender el proceso de desvelamiento de la verdad que experimenta Edith. 1. 1. F en o m en o lo g ía d e la religión 1.1.1. Orígenes En los albores del siglo xx, el teísmo filosófico lentamente pier­ de el interés por el tema de Dios para centrarse en un nuevo asun­ to: la religión misma. De este modo, y al amparo de la fórmula pro­ puesta por Husserl del zu den S ach en selbst (atengámonos a las cosa mismas), muchos de sus discípulos centraron su tarea y preo­ cupación en la aplicación del método fenomenológico a la religión. Los fenómenos religiosos son estudiados y reflexionados desde la perspectiva de la nueva metodología científica. Nace, entonces, la fenomenología de la religión, una aplicación concreta del método husserliano. La fenomenología de la religión posee una clara vocación de hacer de la religión, tantas veces sumida en el subjetivismo y el sen­ timentalismo, por un lado, y negada o criticada, por otro, en una ciencia racional y objetiva. Para ello, recoge el material que viene de la historia, la sociología y la psicología de la religión, lo organiza en estructuras y, sin hacer juicios de valor sobre ese material, lo pone a disposición de la hermenéutica filosófica y teológica. Se pretende, por tanto, recoger los datos históricos que las cien­ cias positivas nos dan, para organizados en conjuntos significativos, en estructuras simbólicas que aparecen en las construcciones rituales como una dramática o en las narrativas como una mítica. De este modo «desentraña así en cada tradición religiosa o religión ya configura­ da sus estructuras sociales (comunidades civiles o asambleas cultuales),