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60 JUAN JOSÉ GONZÁLEZ ESTÉVEZ su visión de la fe contemplada sólo como audacia, como salto a lo desconocido, no la satisfacía»95. El descubrimiento, por casualidad, de la vida de Santa Teresa de Jesús la lleva a encontrar y asentir, desde el espíritu, la Verdad: El Dios cristiano. Dios, descubre Edith en Teresa de Jesús, no es el Dios de la ciencia; Dios es amor. Sus misterios no puede resolverlos el entendimiento deductor y prepotente, sino la entrega. Los «prejuicios metafísicos» de Edith Stein , su temor al encuen­ tro con Dios, desaparecieron ante el hecho de que «nadie ha calado tan hondamente en las profundidades del alma como las personas que han abarcado el mundo con un corazón ardiente para ser des­ pués liberados de los lazos por la mano poderosa de Dios y condu­ cidos al propio interior, y a lo más íntimo»9Ó. 2. TOMISTA El día 1 de enero de 1922, después de estudiar las «verdades católicas», recibe el bautismo en Bergzabern. La conversión al catoli­ cismo supone descubrir otros modos de hacer filosofía. Con Santo Tomás descubre la filosofía católica, y en su estudio logra conjugar el método fenomenológico con el escolástico. Los problemas que se plantea y la forma de abordarlos experimentan un apreciable cam­ bio. El hombre como pregunta se responde, para Edith, desde Dios. 2 . 1 . N uevas situaciones . N uevas personas La confesión de Dios como verdad llevada a cabo por Edith Stein no supone una ruptura con todo lo anterior: su vida, amista­ des, fenomenología. El encuentro de la verdad cristiana experimen­ tado viene a completar y ordenar toda una suma de saberes y aspi­ raciones largamente interiorizados. Como consecuencia, se abre a la rica tradición cultural religiosa católica, tradición que hasta el momento ignoraba. Con el estudio 95 W . H erbstrith , El verdadero rostro de Edith Stein, 74. 96 W . H e rb strith , o . c .} 75.

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