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30 JUAN JOSÉ GONZÁLEZ ESTÉVEZ sorprendió de las prisas de Edith y le propuso que antes se fami­ liarizara con los métodos de las otras ciencias. No tenía firmeza el dedicarse exclusivamente a la filosofía, pues se necesitaban sóli­ dos fundamentos y estar familiarizado con los métodos de las otras ciencias 32. Edith, sin dudarlo, se lanzó a esta tarea en los meses siguientes. Un duro golpe para el grupo de Góttinga lo constituyó la publica­ ción de Husserl de sus Ideas sobre una fen om en o log ía pu ra y una filo so fía fen om en o lóg ic a (Ideen ) suponía un alejamiento radical del idealismo crítico. «Las Ideen contenían, sin embargo, algunas expresio­ nes que sonaban como si el maestro (Husserl) se volviese al idealismo. Lo que él nos decía verbalmente como aclaración no podía disipar nuestras dudas. Esto era el comienzo de aquella evolución que habría de llevar, cada vez más, a Husserl hacia lo que él llamaría «idealismo transcendental» y ver en él el núcleo de su filosofía»33. Para dolor de maestro y alumnos esto supuso una ruptura de grupo y de ideas. Edith se preguntaba si esta nueva visión filosófica seguía cons­ tituyendo un camino para ella. Ahora es su idealismo fenomenoló- gico el sacudido, como antes lo fue la psicología experimental. Durante el tiempo que dedicó al cuidado de enfermos en el hospi­ tal de campaña, Edith tuvo ocasión de leer y reflexionar las Ideen husserlianas. En 1916 Husserl fue llamado a ocupar una cátedra en la Uni­ versidad de Friburgo. Como ayudante (asistente) eligió a la que parecía ser su discípula más dotada. El nombramiento supuso para aquella muchacha de veinticinco años no sólo una fama precoz sino, sobre todo, el esfuerzo de compaginar la realización de su tesis doc­ toral con el trabajo titánico que suponía ser asistente de Husserl. Su principal cometido, al lado de Husserl, era «revisar los manuscritos de su profesor, ordenarlos y preparar para la imprenta el material bruto de sus nuevos libros. Husserl tenía la costumbre de estenografiar sus ideas sueltas y sus argumentaciones cuando se encontraban todavía en un estado embrionario, y los dejaba en algu­ na parte, en un bosque de papeles. Edith Stein se encontró con 32 Cf. E. S tein , Estrellas, 218. 33 E. S tf . in , Estrellas, 201-202.

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