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APROXIMACIÓN A EDITO STEIN.. 23 Edith pasó en Breslau cuatro semestres, en los cuales se siente muy a gusto. Sin embargo, sus deseos y ansias se confrontan con el idealismo teórico. No le satisfacen las lecciones de la mayoría de sus maestros, demasiado impregnados del idealismo kantiano, que cierra el camino racional a las realidades suprasensibles. En su incesante búsqueda del sentido y la verdad se encuentra con un libro que provocó una verdadera revolución en lo que había sido hasta entonces su vida espiritual. Eran las Investigaciones Lógi­ cas del fenomenólogo Edmund Husserl. Edith comprendió enseguida que estudiar cerca de Husserl era una salida prometedora 21. Hacia la Universidad de Góttinga, baluar­ te del nuevo movimiento filosófico, encaminará sus pasos. A Edith le atrae la fenomenología, precisamente porque consistía fundamen­ tal y esencialmente en un trabajo de clarificación y porque desde el principio ella misma había forjado los instrumentos intelectuales que necesitaba. Es un período hermoso: amistades, largos paseos, visitas a monumentos y trabajo. Trabaja con entrega total, se levanta a las seis y sólo a medianoche se retira al descanso. Interiormente prosi­ gue la tarea de dar respuesta a la pregunta fundamental sobre el fundamento más profundo de la realidad, sobre la verdad del hom­ bre. Será, sin duda, la cuestión acerca de la verdad la que más tarde la conducirá a Dios y al Carmelo. A la relación con Husserl se une el contacto con Max Scheler, Reinach, Heidegger, Hedwing Conrad-Martius y otros muchos perte­ necientes al grupo de fenomenólogos; maestros, colegas y amigos que la ayudarán a ir haciendo una síntesis vital, una verdadera filo­ sofía de la vida. En plena ebullición fenomenológica, 1914, estalla la Primera Guerra Mundial. Edith no se siente ajena al conflicto y las conse­ cuencias. Se presta voluntaria para ayudar en tareas de enfermería. «Ahora mi vida no me pertenece, me dije a mí misma. Todas mis 21 Ante el gran interés mostrado por Edith de estudiar con Husserl, sus amigas compusieron una copla para la «enamorada» Edith: «. La mayoría de las muchachas suenan con un besito / sólo Edith sueña con Husserl / en Góttinga le tendrá delan­ te de sí vivito» (E. S tein , Estrellas, 172).

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