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106 JUAN JOSÉ GONZÁLEZ ESTÉVEZ que afrontó sus estudios, las reflexiones vitales que iba realizando, el incesante y minucioso trabajo desarrollado, la claridad de ideas y posición en el mundo y la lucidez para saber cambiar según los acontecimientos sobrevenían, hacen de Edith Stein una mujer exper­ ta y sabia en lo humano y clarividente en lo religioso. Sin duda, nos hubiera gustado una Edith con más años y pro­ ducción filosófica. Pero, también, una mujer que desde la cátedra civil, desde la Universidad, diera lecciones de su saber y vivir. El refugio del Carmelo parece una opción extremadamente radial y hasta injusta con una sociedad necesitada de maestros. Encontrarme con Edith ha sido, finalmente, todo un placer. De la verdad y de Dios podemos decir muchas cosas, pero sin duda desde el ámbito que mejor lo expresamos y conocemos es desde la vida y razón de las personas que lo han experimentado antes. Edith Stein me ha ayudado, ciertamente, en este sentido. Juan José G o n zá lez estév ez Salamanca

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