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452 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ compromisos concretos, puede ser cierto que «la vida fraterna se debi­ lita cuando predomina la actividad de carácter ministerial» 208. 5. Promover y buscar una vivencia más real y auténtica de nuestra existencia, haciéndolo desde la vida de oración que funda­ menta y mueve a la acción, de tal suerte que invitemos al pueblo a compartir esa experiencia con nosotros, haciendo que, desde la escucha de Dios, nuestras actitudes ante el mundo cambien y hagan cambiar la realidad que nos rodea 209. Los primeros hermanos fran­ ciscanos rompieron las estructuras vigentes haciendo del mundo su convento 21°. Desde esta perspectiva debemos recuperar las posibili­ dades de distintos trabajos para todos los hermanos, incluso fuera de la casa. Sin olvidar que el amor fraterno debe sustituir al calor del hogar211. Se trata de vivir en plenitud un carisma de * comunión». 6. Una última nota que nos parece la síntesis de todo lo ante­ rior y la aportación más interesante desde un auténtico franciscanis- mo, que siempre debe ser vivido como una auténtica búsqueda de integración fraterna. Es preciso buscar los medios oportunos para que el Espíritu Santo actúe como auténtico medio unificador de las diver­ sas formas concretas en que se encarna la espiritualidad franciscana. Promoviendo un trabajo mucho más acorde entre una gran familia que se distribuye entre consagrados de ambos sexos y laicos unidos en una misma fe y en la profesión de una Regla. Entre todos damos así coherencia y autenticidad a un carisma de la Iglesia que, de otra forma, no puede ser comprendido en toda su riqueza y profundidad. Miguel Anxo P ena G onzález , OFM Cap Salamanca 208 C. B azarra , «La formación y la renovación de la Orden», en Naturaleza y Gracia 31 (1994) 68. 209 Cf. Const. 53, 6; 50, 3. 210 Cf. Jacobo de V itry , «Historia Orientalis», c. 32, en San Francisco de Asís, Escritos, ..., 1968. 211 IR 11, 5-6.

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