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DIMENSIÓN ESPIRITUAL DE LAS CONSTITUCIONES RENOVADAS... 451 tificaron su vida pidiendo de puerta en puerta como limosneros, son un ejemplo de sencillez y entrega que tiene que verse encarnado a través de otros servicios. Pero sin caer también, por otro lado, en el riesgo de promocionar hermanos laicos recurriendo a sutiles formas de paternalismo que comportan una contradicción intrínseca con nuestra identidad de hermanos menores 206. 4. Es preciso promover y buscar ámbitos de trabajo que resalten de manera relevante nuestros valores carismáticos de franciscanos- capuchinos. Trabajos abiertos a las necesidades que nuestro mundo precisa en este momento y que coinciden con nuestra identidad en la Iglesia. Para ello será preciso quizá replantearse nuestras presencias, privilegiando aquéllas más a tono con nuestros valores y nuestro esti­ lo evangélico a costa de otras que han podido responder a las necesi­ dades de un momento histórico concreto 207. En el plano de ciertos 206 Apuntamos esto con referencia a la reforma de la Constitución 116, 4 apro­ bada en nuestro Capítulo General de 1994. *En el capítulo g en eral tanto ordin ario com o extraordinario, tienen voz activa el ministro general, los definidores generales, el ex-m inistro g en eral en el sexen io inm ediato, los m inistros provinciales, los vice­ provinciales, el secretario general, el p ro cu rad o r general, los delegados d e las p ro ­ vincias y d e las custodias y otros herm anos profesos perpetuos a norm a d e las Orde­ n acion es d e los capítulos g en erales•; y ahora se añade: «y otros herm an os profesos perpetuos según las O rdenaciones d e los Capítulos gen erales *. El texto respectivo de las Ordenaciones para los Capítulos Generales ha quedado de la siguiente manera: «Pueden ser m iem bros del capítulo g en eral otros herm an os profesos perpetuos, qu e no deben superar el núm ero d e 10, teniendo cu enta d e las particu lares exigencias d e com peten cia y d e representación, según las disposiciones d a d a s p o r el Ministro gen eral con el consentim iento d e su Definitorio, sentido el p a recer d e las Conferen­ c ia s“ (cf. A n alecta Ordinis Fratum M inorum C apuccinorum 110 (1994) 380. Y la petición a la Sagrada Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y su confirmación, A n alecta Ordinis Fratum M ino­ rum Capuccinorum 110 [1994] 562-563). Consideramos que crear este tipo de ‘privilegio’ no resuelve ni afronta en serio el problema. Los hermanos tienen que ser elegidos por su valía, por elección directa de los demás hermanos, ya que es a éstos a los que representarán en un Capítulo; y no al ministro general y al definitorio que les conceda el privilegio de asistir a Capítulo. 207 En concreto nos estamos refiriendo al número tan elevado de hermanos que está dedicado a la acción pastoral, quedando otro tipo de tareas más carismáti- cas, pero menos gratificantes, sin atención. Es también la llamada a restaurar un sin­ fín de trabajos laicales que nuestros hermanos han desarrollado durante siglos.

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