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436 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ mativo ya no se convierte en una responsabilidad totalmente cerra­ da, como lo fue en otros tiempos; cada hermano tiene un proceso personal que debe ser acompañado y respetado en una triple dimensión: la del propio individuo como principal y activo artífice de su propia formación para la vida evangélica 103, la de la fraterni­ dad 104 con su compromiso auténtico y generoso de acogida y escu­ cha gozosa de los signos de los tiempos en los nuevos candidatos 105 y la de los responsables más directos de esa formación 106 que debe­ rán asumir, en nombre de la fraternidad, un servicio caritativo, con­ vencidos de su propia vocación, con actitudes claras de apertura al mundo para que, desde un diálogo sereno y constructivo, puedan incorporar a los formandos a la vida franciscana 107. Unida a toda nuestra vida, desde los orígenes de la Orden, flore­ ció de manera muy especial la pluriformidad, según la gracia y capa­ cidad de cada hermano. Francisco vivió siempre en una actitud de sumo respeto al hermano y a la acción del Espíritu sobre él. Por des­ gracia, con el paso del tiempo y en el decurso de la historia, esta plu­ riformidad fue reduciéndose. En el año 1974, en el Capítulo General Extraordinario, la Orden pudo constatar cómo los hermanos enten­ dían ya la pluriformidad introducida en el año 1968, como un signo del Espíritu 108, algo que el mismo Pablo VI dejó de manifiesto en su 103 Const. 23, 3. 104 Const. 23, 4. 105 Const. 16, 2. 106 Const. 23, 6. 107 Const. 25, 1. 108 «La pluriformidad en nuestra Orden es la posibilidad (por parte de la insti­ tución) y la capacidad (por parte del individuo ó de alguna fraternidad) de encarnar los valores ideales del Evangelio y de la espiritualidad franciscana en el modo y medida que lo requieran los diversos tiempos y lugares. Son caminos para llevar a cabo esta perfecta encarnación el secundar las inspiraciones del Espíritu Santo, el respeto al carácter histórico y trascendental de la persona humana así como a los carismas de los hermanos y el observar los signos de los tiempos valiéndose tam­ bién de la ciencia antropológica». Ponencia sobre la «Naturaleza, extensión y concre­ ta aplicación del principio de pluriformidad en la unidad», en Capítulo General Extraordinario 1974. Documentos, edición privada de la Conferencia Ibérica de Capuchinos, Burlada, 1974, 7-15 (12) (Versión oficial: Relatio, «De natura, extensione et concreta applicatione principii pluriformitatis in unitate», en Analecta Ordinis Fra- tum Minorum Capuccinorum 90 [1974]; 304-309 [307]).

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