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434 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ mente las implicaciones de la igualdad quedan en el ámbito de la cortesía, sino que afectan a realidades estructurales y organizativas, como puede ser lo que se relaciona a oficios y servicios, que deben ser accesibles de suyo a todos los hermanos 89, y -puesto que somos una Orden de hermanos, según la voluntad de San Francisco y la genuina tradición capuchina, todos los hermanos de votos perpetuos pueden acceder a cualquier oficio o cargo»90. Para ser realmente obedientes al Espíritu de Cristo que vive en la Iglesia91, desde nuestra personal vocación de hermanos menores92, es preciso que la igualdad a nivel jurídico sea también reconocido por la Iglesia. No podemos olvidar que el papa Pío V, a contrapelo de todo el Concilio de Trento, tuvo con nosotros el gesto de reconocer algo que, para nosotros, era y sigue siendo esencial: la posibilidad de todos los hermanos a desempeñar cargos de gobierno 93. A este respecto, durante el Congreso celebrado en Roma en septiembre del año pasa do sobre «La vocación capuchina en sus expresiones laicales» tuvimos el grato regalo de una carta del papa Juan Pablo II, en la que recono ce nuestra naturaleza y acción en la Iglesia. «Esta misma Orden reli- 89 Const. 84, 5. 90 Const. 115,6. 91 Const. 9, 1. 92 El cronista Tomás de Celano, haciendo referencia a la fundación de la Orden, pone estas palabras en boca del santo: * Quiero que esta fraternidad se llame Orden de hermanos menores» (ICel 38). 93 I. A g u d o , «I Frati Cappuccini. Parte Prima. Sezione Prima», en C. C a r g n o n i , I Frati Cappuccini. Documenti e testimonianze del primo secolo, I, Frate Indovino, Perugia, 1988, 35-36. «Con il breve In principis Apostolorum del 17 de febbraio 1565, Pio IV rewoca- va tutti i privilegi concessi alle chiese e agli Ordini religiosi e che fossero contrari ai decreti e canoni del recente concilio di Trento. Già il 27 agosto sequente il vice pro tettore dell’Ordine Cardinale Marcantonio Amuli —il protettore era assente— dichia rava con un attestato di essere stato sanato il capitolo generale del 1564 per quanto riguardava la votazione contraria alla forma tridentina (elezioni con voto segreto), e urgeva l’ulteriore osservanza dei decreti del concilio. Vi era però nel decreto di rifor ma della sessione XXII, c. 4, una disposizione che avrebbe tolto l’Ordine il suo carat tere laicale tradizionale, e cioè la negazione del diritto al voto dei chierici ‘in minori- bus’ e dei fratelli laici. Nel 1566 il procuratore generale dell’Ordine Eusebio da Ancona interrogò in proposito Pio V il quale confermò ‘vivae vocis oráculo’ l’antica prassi dell’Ordine. La prerogativa sarà mantenuta in tutte le revisioni successive delle constituzioni».
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