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412 ENRIQUE RIVERA hacer referencia a las exigencias de la pobreza como virtud y menos como carisma. No es fácil hallar descenso más sensible de un caris- ma religioso como éste de la pobreza. Por fortuna el Codex de 1983 transpira un clima mental distin­ to. Se lee así en el canon 600: «El consejo evangélico de pobreza, a imitación de Cristo, que, siendo rico, se hizo indigente por noso­ tros, además de una vida pobre de hecho y de espíritu, esforzada­ mente sobria y desprendida de las riquezas terrenas, lleva consigo la dependencia y limitación en el uso y disposición de los bienes, conforme a la norma del derecho propio de cada instituto». Advertimos que este canon mantiene el contenido jurídico del anterior en su cláusula final por lo que toca a la necesaria depen­ dencia y uso de bienes por quien se ha ligado con el voto de pobre­ za. Pero antepone un preámbulo que da a una doble vertiente: a la mística, al recordar el ejemplo de Cristo que se hizo indigente por nosotros; a la praxis de la pobreza, exigiendo del religioso que sea pobre de hecho y de espíritu — re et spiritu —, esforzándose en el desprendimiento de bienes terrenos. En verdad, nos sentimos aquí inmersos en un clima franciscano. Al margen de posibles influjos, el canon alude a las palabras de San Pablo: «Cristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros» (2 Cor 8, 9). Las mismas que, como ya dijimos, venían a la mente de Francisco para fundamentar la mística de su pobreza. Por lo que toca a la praxis de la pobreza, el canon la exige de hecho y espíritu, aunque no pida la estrechez con que la practi­ có Francisco. J. M. R. Tillard, en su visión histórica de la pobreza en el siglo xx, da este título a uno de sus apartados: La dimensión mystique 101. Menciona ejemplos preclaros: Charles de Foucault, Simone Weil, de la que se citan estas palabras: «Me sentí llena de San Francisco desde que tuve de él conocimiento»; A. Schweitzer, l’abbé Pierre, la Madre Teresa... Los capuchinos podemos recordar el ejemplo viviente de Fr. Damián Giannotti, que muere el 31 de mayo de este 1997, des­ pués de vivir sesenta y seis años con los pobres del nordeste de Brasil. Su funeral multitudinario y el luto nacional de Brasil por tres 101 J. M. R. T illard , «Pauvreté crhétienne», en Dictionnaire de Spiritualité, XII, première partie, 613-689. Sobre la «dimensión mystique - de la pobreza, en 662-670.

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