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374 ENRIQUE RIVERA ro seguir la vida y pobreza del altísimo Señor nuestro Jesucristo y de su santísima Madre.Y en ella perseverar hasta el fin»5. El corazón de Francisco habla por estos mandatos y amonesta­ ciones. Son testimonio firme y seguro de su adhesión inquebranta­ ble a la pobreza evangélica. De ella hace San Buenaventura un elo­ gio que viene a ser confirmación docta en su brillante eco. Le citamos aquí como homenaje autorizado del hijo sabio a su Padre Espiritual. Escribe así en la Leyenda Major: «Considerando el santo que esta virtud (la pobreza) había sido muy familiar al Hijo de Dios y al verla ahora rechazada casi en todo el mundo, de tal modo se determinó desposarse con ella mediante lazos de un amor eterno, que por su causa no sólo abandonó al padre y a la madre, sino tam­ bién se desprendió de todos los bienes que pudiera poseer. No hubo nadie tan ávido de oro como él de pobreza, ni nadie fue jamás tan solícito en guardar un tesoro como él en conservar esta preciosa margarita evangélica»6. Es de notar, con todo, que el mejor refrendo de las palabras de Francisco que transpiran amor a la pobreza, es el testimonio de la praxis de su vida. Mil veces se ha recordado en palabra y en ima­ gen su gesto de quedarse en cueros ante el obispo de Asís, al recla­ marle su padre los dineros que se había llevado consigo. Con el ata­ vío de sólo su inocencia alza entonces sus ojos al cielo para declarar ante todos que ya no tiene otro padre que el de arriba, al que invo­ ca diciendo: «Padre nuestro que estás en los cielos...»1. Que Francisco fue fiel a esta su heroica actitud inicial lo hacen patente los últimos días que pasó entre los suyos. Su biógrafo, T. de Celano, da a conocer sus últimas horas: «Agotado con aquella enfer­ medad tan grave que puso fin a todos sus dolores, hizo que le pusieran desnudo sobre la desnuda tierra, para que en aquellas horas últimas, en que el enemigo podía aún desfogar sus iras, pudie­ se luchar desnudo contra el desnudo»8. Desde aquella desnudez en 5 Ultima voluntas scripta S. Clarae. Opuscula..., 218. 6 Legenda Major Sancii Francisci, VII, 1. Opera Omnia (Quaracchi), VIII, 523a. 7 A y o . c., II, 4. Op. O., VIII, 508b (Lugares paralelos en 2C., 12; TS., 20. 8 Thomas de C e lan o , Vita secunda sancii Francisci (2C.), 214. Fontes Frances­ cani, p. 629. Utilizamos esta ed. por más asequible que la publicada en Analecta Franciscana, VI.

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