PS_NyG_1997v044n003p0371_0414

406 ENRIQUE RIVERA Ante esta temática la visión franciscana nos parece muy serena y acertada. La pudiéramos resumir en estas dos actitudes: familiar confianza con las cosas y uso debido de las mismas. Ambas funda­ das en el motivo transcendente de ser las cosas hechura de Dios. Ya en el relato de las Florecillas, que hemos comentado en el apartado anterior, Francisco, ante la piedra que le sirve para su yan­ tar y ante la fuente que va a aliviar su sed, habla al hermano Maseo con un lenguaje de amistad como si piedra y fuente fueran sus ser­ vidores, T. de Celano amplía este relato y nos informa detenidamen­ te de la familiar convivencia de Francisco con los seres de la natu­ raleza. Citamos un pasaje típico que rezuma esta deliciosa convivencia de Francisco con la naturaleza. «A los hermanos que hacen leña prohíbe Francisco cortar del todo el árbol, para que le quede la posibilidad de echar brotes. Manda al hortelano que deje a la orilla del huerto franjas sin culti­ var, para que a su tiempo el verdor de las hierbas y la belleza de las flores pregonen la hermosura del Padre de todas las cosas... Recoge del camino los gusanillos para que no los pisoteen; y manda poner a las abejas miel y el mejor vino para que en los días helados del invierno no mueran de hambre. Llama hermanos a todos los ani­ males...»89. Bello atestado ecológico siglos antes de hablarse de eco­ logía. A su vez, San Buenaventura, al referir con ingenuidad las cono­ cidas anécdotas franciscanas, se eleva, a su estilo, al entramado teo­ lógico de las mismas: tanto respecto de Dios como respecto de Fran­ cisco. Por parte de Dios el preámbulo teológico lo formula San Buenaventura en estos términos: «La piedad del santo se llenaba de gran terneza cuando consideraba el origen primero y común de todos los seres»90. Es decir, Francisco veía a Dios como Creador pre­ sente en todo. La visión teológica sobre Francisco la expone así: «Por la reconciliación universal con cada una de sus creaturas la pie­ dad de Francisco le retornaba al estado de inocencia»91. Es una cons­ tante en San Buenaventura ver en la santidad de su Padre Fundador 89 2C., 165; F. F., 590. 90 Legenda Major, VIII, 6; O. O., VIII, 527. 91 Legenda Major, VIII, 1; O. O., VIII, 526.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz