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ESENCIA DE LA POBREZA PRACTICADA POR FRANCISCO DE ASÍS 389 las cosas como sí no las usáseis. Más tarde, sobre la montaña, todo será transfigurado. A su espera, es necesario comenzar por perderlo todo. Es la ley d el sendero»50. Es precisamente esta ley del sendero la que ve en otra perspectiva la mente franciscana. Nos toca mos­ trarlo ante el capítulo primero del Itinerarium de San Buenaventu­ ra, que transparenta el espíritu franciscano con expresa referencia a San Francisco. Podría objetarse contra este intento comparativo que San Bue­ naventura parece silenciar en su Itinerarium la función que cabría a la pobreza en el mismo. Esta objeción, que parece tener un apoyo en el silencio del opúsculo, tiene clara respuesta en lo dicho aquí y que hemos juzgado esencial a la pobreza de San-Francisco: pensar que cuanto tenemos es don de Dios, ya que «de suyo» somos nada. Es muy de notar que San Buenaventura abre su Itinerarium con esta invocación: «En el principio invoco al Padre de las luces, “d e qu ien viene toda dádiva, p reciosa y todo don p e r fe c to ”». Eleva esta súpli­ ca el doctor seráfico al Padre celeste porque quiere atestiguar nues­ tra radical pobreza, pues el hombre en todo cuanto obra tiene que apoyarse en las larguezas que le vienen de arriba. Con este apoyo este primer capítulo hace sentir, dentro de nuestra indigencia acep­ tada, un optimismo ascético-místico, que ensancha la mente en esta etapa primera del caminar hacia Dios. Funda ulteriormente San Buenaventura su optimismo en que Dios ha otorgado a la mente humana potencias para subir «de lo ínfimo a lo sumo, de lo externo a lo íntimo, de lo temporal a lo eterno»51. Con pena constata que este plan de Dios, en el que el hombre fue creado, hábil para la contemplación divina, por culpa del hom­ bre ha sido incurvado — 4ncurvatus est» — 52. Esta incurvación ha de ser rectificada por la pobreza, acompañada de las virtudes que le son afines y complementarias, como ampliamente expone nuestro doctor en otros escritos 53. Aquí no entra en este tema, como larga- 50 J. M a rita in , o . c ., 716. 51 Itinerarium, I, 6; O. O., V, 297a. 52 Itinerarium, I, 7; O. 0.,V, 298b. 53 De perfectione vitae ad sorores, cap. III: De perfecta paupertate; O. O., Vili, 112-115.

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