PS_NyG_1997v044n003p0371_0414
382 ENRIQUE RIVERA III. PUESTO DE LA POBREZA EN LA ESPIRITUALIDAD DE SAN FRANCISCO Terminamos de escribir que Francisco dio el título de «reina» a la pobreza. Pudiera juzgarse una réplica de este elogio del santo el título que el citado V. Bretón da a la pobreza: Vertu fo n ta le d e la p iété fr a n c is c a in e ^ . Esto obliga a preguntarse sobre el puesto teóri co y práctico de la pobreza dentro de la espiritualidad del santo. Es tanto más necesario por cuanto, a lo largo de los siglos, los conflic tos en torno al puesto de la misma agriaron no pocas veces la pací fica convivencia franciscana. En pos de los numerosos franciscanis- tas de ayer y hoy quisiera presentar aquí mi detenida reflexión al histórico tema. La resumo en los dos puntos siguientes: 1.° L a pobreza de F rancisco en su contenido ascético Del hecho del amor de San Francisco a la pobreza tenemos que partir para determinar con precisión el contenido claro de la misma. Un doble aspecto hay que señalar para lograr este intento: la pobreza exterior de bienes materiales y la pobreza interior del espíritu. Por lo que toca a los bienes materiales el santo mantuvo siempre una radical oposición a toda clase de propiedad. Mas por lo que toca al uso de los bienes su mentalidad tuvo en cuenta los exigencias de los lugares, tiempos y frías regiones —fórmula de la RB, aún vigente 32, el solícito cuidado de los enfermos y el necesa rio vestido de los frailes. Dígase lo mismo respecto de las casas. Fueron moradas de paso en los días de Rivotorto. Más tarde per mite el santo casas estables para los hermanos, que pueden cons truir ellos mismos. Pero con la salvedad que señala en su Testa m ento: «Guárdense los hermanos de recibir iglesias o viviendas pobres, ni nada que para ellos se edifique, si no fuere conforme a la santa pobreza que hemos prometido guardar» 33. La última cláu sula, que patentiza el espíritu que vivía el santo, es, sin embargo, 31 Es el subtítulo de la obra citada en nota 22. 32 RB., IV, 2; Opuscula..., 230. 33 Testamentum, 24; Opuscula..., 312.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz