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366 JAIME REY ESCAPA ser presentado aquí como un antecedente de las corrientes filosóficas del personalismo y la interrelación. Es la interrelación la que posibili­ ta que el yo y el tú lleguen a ser ellos mismos. El yo necesita del tú, no hay experiencia del yo sin un tú. Ser yo mismo es ser relacional y por lo mismo abierto al otro. La libertad es intersubjetiva 122. El hombre se ha encontrado siempre bajo la tensión de la dia­ léctica existencial de la affectio commodi y de la affectio iustitiae. La tentación fundamental del hombre es el egoísmo, el situarse él como centro de la existencia, desplazando a Dios. Cuando el hombre elige a Dios debe hacerlo desde la más radi­ cal libertad: elegir a Dios por su bondad, en cuanto objeto de amor. Actuando libremente el hombre debe buscar el Bien supremo y los bienes conformes a las exigencias de su naturaleza. La affectio iusti­ tiae busca el amor por el valor absoluto del objeto amado y no por el valor relativo de posesión o de uso: «El afecto de la amistad tiende hacia Dios, al que tiende tam­ bién el afecto de la concupiscencia, pero de modo diverso, por­ que el afecto de la justicia tiende hacia aquel objeto bajo la razón absoluta en sí mismo, es decir, en el objeto; pero el afecto del cómodo tiende al mismo objeto como bien para sí mismo»123. En la affectio commodi , el hombre no llega a ejercer propia­ mente su libertad, porque queda encerrado todavía dentro del reino de la necesidad. El hombre entra dentro del reino de la libertad cuando ama a Dios, al hombre y a las cosas, con amor de compla­ cencia y de liberalidad, cuando se mueve dentro del campo de la affectio iustitiae. los doctores de la ley. El mismo S. Agustín nos dice que narrar la historia de Cristo es invitar a su amor. Cf. De cathequizandis rudibus IV, 8, Obras de San Agustín, t. XXXIX, BAC, Madrid 1988, 459; PL 46, 315-316. 122 Cf. M. B ud er , ¿Qué es el hombre?, Fondo de Cultura Económica, México 1970. 123 «Affectus amicitiae tendit in Deum, in quem tendit affectus concupiscen- tiae, sed modo diverso, quia affectus iustitiae tendit in illud obiectum sub ratione absoluta in se, id est, in obiecto; sed affectio commodi tendit in idem obiectum ut bonum sibi». Rep. Par. IV, d.49, q.4, n. 5; XXIV, 638a.

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