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LECTURA «EN CLAVE ACTUAL» DE LA CRISTOLOGÌA. 321 «Así pues, digo: primero, Dios se ama; segundo, se ama en los otros, y este amor es casto; tercero, quiere ser amado por otro que le pueda amar supremamente, hablando de un amor de alguien extrínseco; y cuarto, prevé la unión de aquella naturaleza que debe amarle sumamente aunque nadie hubiera pecado»8. Cristo aparece como el primer amado por la Trinidad. Por este motivo ha recibido todas las gracias que le configuran como Sum mum Opus Dei. Dios le otorgó la más alta dignidad creada, la gra cia de la unión hipostática, que le confirió la mayor perfección posi ble tanto natural como sobrenatural, que le capacitó para ofrecer la suma gloria a Dios. Cristo, el primero en los planes de Dios, ocupa, como es natural, el centro de la única historia de Salvación, que no está regida por el caos o el necesitarismo, sino por la libre voluntad de Dios. Dios nos ha elegido y predestinado en Cristo, haciéndonos con formes a Él. Todo hombre tiene en Cristo al modelo de la más alta perfección. Es precisamente en el contexto de la teología de la pre destinación donde se descubre la más genuina vocación del hom bre: glorificar a Dios. La creación aparece también al servicio del hombre, como lugar y medio de expresión de dicha glorificación: «Pues, en primer lugar, quien se ama a sí mismo ordenada mente, por tanto no preocupándose desordenadamente o que riendo mal de esta forma, quiere, en segundo lugar, otros aman tes y esto es querer que otros tengan su amor en sí, y esto es predestinarlos si quiere para ellos este bien últimamente. Quiere, en tercer lugar, lo que es necesario para alcanzar el fin, es decir, los bienes de la gracia. En cuarto lugar, por ellos quiere las cosas que son más lejanas, como el mundo sensible, para que les sirva, es decir, para que así sea verdad lo de 2 fisic.: “el hombre de algún modo es el fin de todo lo sensible”, o sea, porque Dios lo quiere por sí mismo, como segundo signo de la naturaleza, quié relo como sensible en cuarto signo. También lo que está más cer- 8 «Dico igitur sic: Primo Deus diligit se; secundo diligit se aliis, et iste est amor castus; tertio vult se diligi ab alio, qui potest eum summe diligere, loquendo de amore alicuius extrinseci; et quarto, praevidit unionem illius naturae, quae debet eum summe diligere, etsi nullus cecidisset». Rep. Par. Ili, d.7, q.4, n. 5; XXIII, 303.
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