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358 JAIME REY ESCAPA Es actuando con toda la libertad y por Dios, y en contra de este sen­ timiento natural, y ofreciendo oraciones, ayunos y vigilias, y sufrien­ do todos los dolores de la pasión que Cristo ha merecido inmensa­ mente 102. Para Jesús la elección de su misión consiste en anunciar la pro­ ximidad escatológica de Dios, como inicio de la salvación. Aquí radi­ ca su libertad, de modo que para Él no podía caber otra elección, ninguna otra posibilidad que pudiera elegirse libremente. Esto no excluye el que no pudiera ser tentado y probado. Cuando se habla de las tentaciones no puede perderse de vista la relación con su men­ saje: Jesús debió conocer la tentación de adecuar su misión a las espe­ ranzas de su pueblo, dejando a un lado el proyecto del Padre: «Lo que el diablo quería insinuarle era que Dios no se preo­ cupaba de Él. Por eso le decía: “Si eres Hijo de Dios, haz esto”, es decir, demuestra palpablemente que Dios se preocupa de ti [...] Él demostró que nada de este mundo le interesaba tanto como la fidelidad a Dios»103. Complemento necesario en el discurso de las tentaciones es el tema de la impecabilidad. El pecado disminuye nuestra libertad. La impecabilidad de Jesús nos habla de su libertad absoluta. En Jesús no hubo pecado; por eso, fue perfectamente libre. Sin embargo, paradójicamente se hace pecado para hacernos libres a nosotros, que éramos esclavos del pecado. Lo que le falta a Cristo no es aque­ llo que le haría más humano, al contrario, todo aquello que le haría menos humano. El no pecar le hace a Cristo más libre y más huma- 102 «Sed Christus secundum aliquid fuit viator, et passibilis secundum partem sensitivam et portionem inferiorem voluntatis, ideo multa habuit obiecta praesentia sensibus et portioni inferiori, circa quae potuit libere velie contra affectionem com- modi, quae semper est ad conveniens illi, cuius est ideo ieiunando, vigilando, oran­ do, et multis aliis talibus potuit merici, vel exercendo talia exterius, vel volendo inte- rius talia propter Deum*. Ord. Ili, d.18, q.un., n. 5; XIV, 664b-665a. 103 «Hoc enim diabolus studuit suadere illi, quod nulla esset Dei cura de eo; id circo aiebat. Si Filius Dei es, fac hoc, id est, demonstra re ipsa, quod curam de te habet Deus [...] demonstravit se pro pietate in Deum nullis bonis mundi huius supe- rari». T heod oro de M opsustia , Fragmenta dogmatica. Ex libris de Incarnatione Filii Dei, Lib., XIII; PG 66, 990A.

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