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354 JAIME REY ESCAPA una vez asumida, a no ser que pudiera existir no personalizada, lo que parece inconveniente; o sería necesario que la naturaleza depuesta recibiera una entidad nueva que contuviera personali­ dad creada. La nueva entidad no podría ser accidental, el acci­ dente no es la razón formal de personalizar la sustancia; ni podría ser una entidad sustancial, ni materia, ni forma, ni sustancia com­ puesta. Si fuera alguna de éstas la naturaleza no permanecería la misma, tendría otra materia o forma u otra entidad de sustancia compuesta»92. Algunos autores modernos, entre ellos Schoonenberg 93, seña­ lan que el Verbo de Dios se hace persona humana en la única per­ sona humana de Cristo. La encarnación del Hijo de Dios es una ver­ dadera humanización, pero Jesús de Nazaret no deja en ningún momento de ser Dios. Escoto enseña que en Jesucristo la existencia humana subsiste en la única substancia del Verbo, por eso el Hijo de Dios hace suyas todas las características de la persona humana, sin ser persona humana. Su personalidad es completamente origi­ nal. Sólo en este sentido el misterio de la unión hipostática puede ser entendido como el misterio de la humanización de Dios. 2. Jesucristo, hombre libre, comprometido en la libertad ante Dios por los hombres La libertad pertenece a la voluntad y ésta a la persona. Al no haber persona humana en Jesús tendríamos que concluir que no hay libertad humana. Por el contrario, podemos afirmar una liber- 92 «Si aliqua entitate positiva natura esset formaliter persona creata, igitur Ver- bum non posset deponere naturam assumptam, nisi vel illa maneret non personata, quod videtur inconveniens, vel oporteret quod daretur sibi de novo aliqua alia enti- tas, quae etiam haberet personalitatem creatam, sed hoc est impossibile. Illa enim non posset esse entitas accidentalis, quia accidens non est ratio formalis personandi substantiam, nec posset esse aliqua entitas substantialis, quia nec materia, nec forma, nec substantia composita; quia quaecumque talis, si daretur, non maneret natura eadem quae prius, quia haberet aliam materiam, vel formam, vel entitatem substan­ tiae compositae». Quol. q.19, n. 18; XXI, 287a. 93 Cf. P. S ch o o nenberg , Un Dios de los hombres, Herder, Barcelona 1972.

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