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298 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ expresar el todo de la realidad, incluida su autoconsistencia, mien­ tras que en el otro parece ponerse de manifiesto únicamente la caducidad de lo real. La respuesta de Hegel es que esto es posible, en cuanto que la contingencia se revela como mero ser-puesto, como algo que expresa, por tanto, una esencial dependencia res­ pecto de su fundamento; es, en este sentido, como un proceso de patentización del fundamento mismo. Esta caracterización, sin embargo, tampoco es suficiente, pues­ to que en tal caso la realidad propia de lo contingente parece ser el no-tenerla, remitir a algo completamente distinto, como a su reali­ dad. Es, si se quiere, una nueva versión del viejo problema de si las cosas son propiamente, cuando lo que es en verdad es algo com­ pletamente distinto (las ideas, Dios, etc.). En este plano de la Lógi­ ca, donde se supone la unidad de la esencia y de la existencia, la contingencia no puede representar la última palabra. b) Por eso afirma Hegel a continuación que ese ser-puesto está igualmente superado y es una «exterioridad que está ahí» —lo que en este contexto puede considerarse como equivalente de «exteriori­ dad existente». La síntesis de ambos aspectos, ser-puesto y exterio­ ridad existente, viene expresada por el concepto de presuposición (Voraussetzung). Puesto que ésta va a jugar, a partir de ahora, un papel muy relevante, convendrá aludir al menos a su significado, para hacer a raíz seguida una aplicación a este caso concreto. Un texto a través del cual puede detectarse dicho significado es el siguiente: «Es mediante la superación de la igualdad consigo mismo como la esen­ cia deviene igualdad consigo misma. Se presupone a sí misma y la superación de esta presuposición es ella misma; al contrario, esta superación de su presuposición es la presuposición misma. La refle­ xión halla por consiguiente ante sí algo inmediato, que trasciende y desde lo cual es el retorno. Pero este retorno es ante todo la presu­ posición de lo previamente hallado» (WL II, 16-351). Dicho breve­ mente: presuponer algo es ponerlo de antemano, pero ponerlo, para­ dójicamente, como algo inmediato de que se parte. O si se quiere, lo inmediato que ejerce la función de presupuesto se revela como pues­ to por aquello mismo de que es presupuesto. Aplicando esto a nuestro caso: la contingencia es algo puesto, pero puesto a la vez como algo inmediato que es, en este sentido, exterioridad existente. Ambas cosas aparecen igualmente acentúa-

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