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LO ABSOLUTO Y LA REALIDAD 297 lidad como de la contingencia. Este postulado se apunta ya clara­ mente en § 146 y se profundiza en § 147. En § 146 Hegel conecta directamente con la exterioridad, que había vuelto a acentuar en el parágrafo anterior: «Aquella exteriori­ dad de la realidad implica, más concretamente, que la contingencia, como realidad inmediata, es esencialmente lo idéntico consigo mismo sólo como ser-puesto , que, sin embargo, está igualmente superado y es en este sentido una exterioridad que está ahí (eine daseiende Áusserlichkeit). Es así algo presupuesto, cuyo estar-ahí inmediato es al mismo tiempo una posibilidad y tiene la determina­ ción (destinación) de ser superada —de ser la posibilidad de un otro— la condición» (Bedingung, § 146, p. 287). Lo nuevo en este caso es sin duda la categoría de condición, para cuya deducción Hegel pone en juego el concepto de presupo­ sición. Los aspectos que brevemente voy a comentar son: a) la con­ tingencia en su carácter de ser-puesto; b) la superación de este ser- puesto, en cuanto que es algo presupuesto; c) la conversión de la contingencia en posibilidad; d) la condición como resultado de los aspectos anteriores. a) El punto de partida de la reflexión es la contingencia, en cuanto que en ella está reabsorbida la posibilidad abstracta. Ahora equipara, en efecto, la contingencia a la exterioridad, mientras que en § 145 ésta aparecía constituida por la posibilidad y la contingen­ cia. Ahora bien, la exterioridad se nos ha revelado con dos signifi­ cados distintos: representa, por una parte, la actualización o mani­ festación de la realidad (§ 142), la culminación de la unidad inmediata de lo interno y de lo externo, en que aquélla consiste; esta dimensión viene recogida ahora en la expresión «realidad inme­ diata» (unmittelbare Wirklicheit). Esto implica además que, al ser síntesis de lo interno y de lo externo, expresa igualmente que lo real es idéntico a sí mismo, lo cual viene también postulado bajo el punto de vista de la actualización o manifestación. De otra parte, la exterioridad, al ser también en otro nivel la expresión de la con­ junción de posibilidad y contingencia, o dicho más brevemente, al ser la contingencia misma, en cuanto que ésta reabsorbe a la posi­ bilidad, carece de fundamento en sí misma y lo tiene en otro, care­ ce en este sentido de reflexión-en-sí. ¿Cómo entonces puede salva­ guardarse el primero de los significados? Pues en un caso parece

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