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296 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ Considero este texto ante todo como aclaratorio y no voy a entrar por ello en su comentario, aunque cabe extraer de él conse cuencias muy interesantes respecto del sentido de la dialéctica, del devenir, etc., concretamente que el devenir, justo en su acentuación máxima, está al servicio de la realización de la cosa misma, de su coincidencia consigo misma. Veremos cómo esto se confirma más adelante, al tratarse del significado y del alcance de la necesidad. Respecto de ésta, si bien es aquí afirmada y aparece en cierto modo deducida, justo en cuanto que el contenido es el fundamento deter minante, sin embargo, lo que aparece en primer plano es la perma nencia de la realidad bajo el punto de vista de que en «la absoluta inquietud del devenir» reafirma su coincidencia consigo misma. Y es también bajo este aspecto como se comprenderá mejor el punto siguiente. d) El contenido como fundamento determinante decide no sólo sobre el grado y las variaciones de la posibilidad y de la con tingencia, sino también sobre si en general algo es contingente y posible. La razón de ello está en la «finitud» de uno y otro, la cual a su vez radica en el hecho de que estas formas de ser se distinguen del contenido mismo. Tal distinción es clara según lo que ya hemos visto. Su finitud expresa que, aun siendo formas, la posibilidad y la contingencia se encuentran en una relación de manifiesta inadecua ción respecto de la forma absoluta. Ésta viene, en efecto, a signifi car la plena coincidencia de la realidad consigo misma. Esta coinci dencia no se logra ciertamente con independencia de la posibilidad y de la contingencia, las cuales, como se dirá más adelante, existen necesariamente. Pero vistas bajo el punto de vista del contenido que las determina, tienen esta o aquella manifestación, caracterizada en todo caso por su caducidad y destinada por ello a desaparecer. Hegel apunta además a que hay algo que no es posible ni contin gente, y no sólo a que su contenido no se exprese adecuadamente en esas formas. Ello no significa —y esto representa una clara dife rencia respecto de toda una tradición— que lo absoluto pueda existir sin que lo posible y lo contingente existan, tampoco que la existen cia y el modo de existir de estas modalidades sea indiferente res pecto de la progresiva autoconfiguración de aquél. Con ello además se postula, aunque implícitamente, la superación tanto de la posibi-
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