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LO ABSOLUTO Y LA REALIDAD 295 alcance de su propia posibilidad y contingencia. Determina ade más el modo cómo éstas se suceden, el paso de lo que es posible, justo porque es solamente posible, a algo real contingente, deter minado y concreto, así como la constitución de esto último en posibilidad que está llamada a concretarse en un nuevo conteni do, y así indefinidamente. Esta absoluta «inquietud del devenir», en la que consiste la contingencia en cuanto que ésta reabsorbe en sí la dimensión de posibilidad, está determinada en su proceso concreto por el contenido. Y lo está también en lo que cabría denominar su sentido, es decir, en el hecho de que en tal inquie tud constitutiva es la realidad misma la que logra su coincidencia consigo misma. En un texto relativamente extenso de WL, a la vez que se resu men y concretan los aspectos más fundamentales de la posibilidad y de la contingencia, aparece lo que acabamos de decir de un modo muy expresivo. Hablando de lo contingente y después de exponer los dos lados del mismo, es decir, que tiene y que no tiene funda mento, añade Hegel: «Lo contingente... es el puesto, inmediato trastrocarse recípro camente de lo interno y lo externo, o sea del ser-reflejado en sí y del ser; y está puesto por el hecho de que la posibilidad y la rea lidad tienen cada una en sí misma esta determinación, porque ellas son momentos de la forma absoluta. Así la realidad, en su inmediata unidad con la posibilidad, representa sólo la existencia y está determinada como algo carente de fundamento, que es sólo algo puesto, o sólo algo posible. O bien por cuanto se halla refle jada y determinada frente a la posibilidad, se halla separada de la posibilidad, del ser-reflejado en sí, y, por tanto, es también, de modo inmediato, sólo algo posible. De la misma manera la posi bilidad como simple ser-en-sx es algo inmediato, es sólo algo exis tente; o bien como opuesta frente a a realidad, es a la vez un ser- en-sí desprovisto de realidad, es decir, solamente algo posible; pero precisamente por esto es sólo una existencia en general, que no está reflejada en sí. Esta absoluta inquietud del devenir de estas dos determinaciones es la contingencia. Sin embargo, preci samente porque cada una se transforma de inmediato en la opues ta, en ésta vuelve así a coincidir, igualmente de manera absoluta, consigo misma, y esta identidad de las dos determinaciones, una en la otra, constituye la necesidad» (WL II, 174-483).
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