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LO ABSOLUTO Y LA REALIDAD 287 No es, pues, la posibilidad, sino su pretendida desvinculación de la realidad lo que Hegel critica y rechaza con toda su energía, sin duda porque ve en ello graves peligros para otros campos. Aun­ que no hay un hablar más vacío que el que versa sobre meras posi­ bilidades, «el ingenio del intelecto vacío se complace, más que en ninguna otra cosa, en la mera excogitación de posibilidades y más posibilidades» (E, § 143, p. 282). Guiándose por la mera posibilidad (Denkbarkeit) o por la simple no-contradicción, se puede llegar a considerar como posibles «las cosas más absurdas e insensatas», como que la luna caiga esta tarde sobre la tierra o que el empera­ dor turco llegue a ser Papa (E, § 143, Zusatz, p. 283). Lo que le pre­ ocupa a Hegel no es tanto la escasa formación que eso supone (ibid.), cuanto que tal juego incontrolado de la imaginación puede convertirse en un arma arrojadiza apta para subvertir todo orden racional legítimo. Si no se tiene en cuenta que lo real «contiene en sí determina­ ciones no sólo diversas, sino también opuestas», no se podrán com­ prender cosas tan elementales y tan importantes a la vez como que «yo existo», «pues el yo es al mismo tiempo relación simple a sí y relación absoluta a lo otro» (ibid.). Y esto mismo es válido «respecto de todo otro objeto tanto del mundo natural como del espiritual». Así se puede decir que la materia es imposible, pues es la unidad de repulsión y atracción. Lo mismo vale decir de la vida, del dere­ cho, de la libertad y sobre todo de Dios mismo, en cuanto Dios ver­ dadero, es decir, trino...» (E, § 143, p. 283 s.). Se entiende ahora la última expresión del texto que estamos comentando. La posibilidad, siendo «lo esencial para la realidad» es «al mismo tiempo solamente posibilidad» (E, § 143, p. 281). El térmi­ no «solamente» aparece igualmente en WL, en un texto que recapi­ tula muy bien la concepción de Hegel sobre la posibilidad: «Sin embargo, lo posible contiene algo más que el puro princi­ pio de identidad. Lo posible es ser-reflejado en sí, reflejado, o sea lo idéntico en absoluto como momento de la totalidad y, por tanto, determinado también como no-ser en sí. Por consiguiente, tiene una segunda determinación: es decir, el ser solamente un posible, y el deber ser propio de la totalidad de la forma. La posibilidad sin este deber ser es la esencialidad como tal; pero la forma absoluta

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