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280 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ del desarrollo de la idea. Pero además, a medida que avanza ese desarrollo, no se aminora, relativiza o neutraliza la diferencia, sino que se potencia. Pues de lo que se trata no es de que los momentos diferentes disminuyan su diferencia, sino al contrario, de que justo en y por la profundización de las mismas, se llegue a la afirmación de una identidad tanto más intensa. Identidad y diferencia avanzan, pues, paralelamente, al menos en la intención de Hegel. Pero, ya directamente en relación con el tema que aquí nos ocupa, hay que tener en cuenta que el ámbito de la esencia se carac­ teriza por tener una estructura dual. En este caso se trata de que en la exterioridad lo real se afirma como idéntico, como interior a sí mismo, de que en la reflexión-en-lo-otro se salva la reflexión-en-sí. Hegel habla significativamente de un «esto concreto», es decir, tiene presente la complejidad de lo real, que ahora se pone de nuevo en juego en un plano superior. Pero, en mi opinión, en esta deducción que Hegel se propone de las categorías de posibilidad y contingencia subyace de alguna forma un tipo de reflexión que cabría caracterizar como extrínseca, pero que es muy determinante. Se trata de lo siguiente. A tenor de lo expuesto hasta ahora podría dar la impresión de que las cosas reales, en cuanto reales, describen una especie de círculo inmanente, que va de lo interno a lo externo, y de que en esto termina el proceso. Ahora bien, las cosas no sólo devienen reales, sino que devienen simplemen­ te. Así el niño no sólo deviene hombre, sino que deviene justamente, es decir, nace. Y lograda su madurez, el hombre no se queda en ese estadio, sino que camina hacia su muerte. No hay simplemente la rea­ lidad, sino que hay, como ya hemos indicado, cosas reales. Y éstas son, además, los modos, aquello en que lo absoluto llega a constituir­ se como verdaderamente real. ¿Cómo entonces conciliar la realidad autosubsistente de lo absoluto con este carácter inconsistente de las cosas reales expresado en esa doble dimensión de posibilidad y con­ tingencia? Se trata de radicalizar los dos extremos, de profundizar, si se quiere, en las dos vertientes que se abren desde las perspectivas consideradas hasta ahora, lo interno y lo externo. Supuesta la legitimación de la presencia de determinaciones diferentes, Hegel indica la característica que tal diferencia posee y que se comprende en razón de lo que ya se ha expuesto. Esas deter­ minaciones están caracterizadas como «apariencia» (Schein), como

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