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LO ABSOLUTO Y LA REALIDAD 277 por lo que veremos luego. El significado no es que algo, constituido ya en acto, tiene la capacidad o la exigencia de exteriorizarse y se exterioriza de hecho, ni siquiera que la exterioridad es el índice para inferir el grado de actualidad. En el contexto hay un paralelismo claro, de forma que la energía, el acto es la exterioridad misma. Esto supues to, el significado de la frase es que lo real es «energético» o se actuali za en lo exterior, en aquello en que se expresa; es decir, en lugar de perderse en la exterioridad, «en ella su ser-ahí es sólo la manifesta ción de sí mismo, no de lo otro» (E, § 142, p. 279 s.). El aparecer en lo otro se da ciertamente, pero no con el significado de simple altera ción, sino de manifestación absoluta, en cuanto que la unidad de lo interno y de lo externo, de lo otro y de lo propio, «ha llegado a ser inmediata», y, por tanto, no hay en ella fisura ni desequilibrio alguno. Insistiendo en lo mismo, aunque sea con términos distintos, habrá que decir que la esencia de la esencia es la manifestación. Lo real es lo que se revela en cuanto que se revela. Bajo el punto de vista, antes indicado, de la superación del dua lismo, puede decirse que lo real se aproxima notablemente a lo que será el concepto, en el sentido de que, al igual que éste, ex-siste plenamente en las manifestaciones de sí mismo, sin que, sin embar go, llegue a autoparticularizarse o autodeterminarse. La novedad del concepto no está, según esto, en la automanifestación, sino en el hecho de expresarla libremente, de autoparticularizarse y autodeter minarse. Es, pues, la explicitación del contenido mismo de la reali dad (cf. Leonard, 245). El Zusatz correspondiente al § 142 no añade nada nuevo en mi opinión, pero contiene dos indicaciones de bastante interés. Por una parte, Hegel piensa que su concepto de realidad responde, en buena medida, al uso corriente del lenguaje: se habla, por ejemplo, de un «poeta real» o de un «real hombre de estado» (en nuestro idioma deci mos más bien: «es realmente un poeta» o «es realmente un hombre de estado»), no por el simple hecho de dedicarse a las tareas corres pondientes de poetizar o hacer política, sino sólo cuando además hacen buena poesía o buena política, cuando hacen poesía y políti ca de un contenido sólido, consistente y coherente (p. 280). La segunda referencia es más importante: se trata de la realidad de la idea, tema desarrollado frecuentemente por Hegel a lo argo de toda su obra en lugares y contextos muy significativos. Entrar aquí
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