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240 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ segunda potencia, negación de negación y, en consecuencia, afirma­ ción incondicionada y principio de afirmaciones. En segundo lugar, es igualmente obvio que el pensamiento y el lenguaje sobre lo absoluto no pueden mantenerse en un ámbito de oposición a lo absoluto mismo, pues en caso contrario hay algo, justo esa acción de pensar y expresar, que se sustrae a la virtualidad de lo absoluto, con lo que implícitamente se niega la existencia de lo absoluto. Luego lo absoluto no es simplemente sustancia sino sujeto (cf. Ph 19-15). Ahora bien, en cuanto que lo absoluto es pen­ sado y es expresado, es, en la misma medida, objetivado, represen­ tado, situado frente a la acción de pensar y decir. Ello implica que, de una parte, lo absoluto es en sí mismo reflexión: pensamiento y expresión de sí mismo, sujeto; de otra parte, sin embargo, la propia acción subjetiva de pensar y expresar introduce una escisión (Entz- weiung) en el seno mismo de lo absoluto. También, por tanto, bajo este punto de vista, lo absoluto es contradictorio consigo mismo. En efecto, la acción de pensar y expresar lo absoluto no puede tener lugar fuera de lo absoluto mismo; al mismo tiempo, por el hecho de pensar y expresar lo absoluto, se lo distingue del pensamiento y de la acción de expresar. Lo que quiere decir que lo absoluto es distinto de sí mismo, es y no es él mismo; es, en consecuencia, «la identidad de la identidad y de la no identidad», fórmula ésta con la que Hegel caracteriza lo absoluto ya en época temprana (Dff, 77). Estas dos perspectivas están aludidas ya en la primera referen­ cia a lo absoluto en el capítulo de WL, con el que nos estamos ocu­ pando (WL II, 157-459). Ellas van a marcar la pauta, a demarcar el propio punto de vista de Hegel, desde el que asimila, a la vez que rechaza, las concepciones de Spinoza y Leibniz. Sin embargo, con­ viene ya advertir que la segunda de las perspectivas indicadas per­ tenece propiamente al ámbito del espíritu absoluto. En WL puede entrar en juego explícitamente en el ámbito de la idea absoluta, en cuanto que ésta es la estructura categorial del propio espíritu abso­ luto. Y en definitiva puede también ser tenida explícitamente en cuenta dentro de la doctrina general del concepto, puesto que éste representa ya el desarrollo explícito de la verdad, que se consuma en la doctrina sobre la idea. Implícitamente, sin embargo, lo abso­ luto como sujeto, como reflexión interna que pone y crea sus pro­ pias diferencias está ya presente en todo el curso de WL, por tanto,

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