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274 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ cada uno de los extremos en el opuesto. Y en este sentido «cada uno, precisamente por medio de su otro, es lo que es en-sí, vale decir, la totalidad de la relación» (WL II, 155-465). Propiamente esto es válido en ambas direcciones: de lo interno a lo externo y al con trario. Sin embargo, es, como ya he indicado, en la primera de esas direcciones donde ante todo queda expresada la unidad de lo inter no y lo externo. Es decir, es la esencia en cuanto proceso de auto- exteriorización lo que Hegel acentúa al caracterizar el concepto de realidad. «Lo que algo es — dice Hegel en este mismo contexto— lo es, por tanto, totalmente en su exterioridad; su exterioridad es su totalidad, y es también su unidad reflejada sobre sí. Su aparición (Erscheinung) no es sólo la reflexión en otro, sino en sí y, por consiguiente, su exterioridad es la exteriorización de lo que es en sí; y en cuanto que de este modo su contenido y su forma son absolutamente (schlechthin) idénticos, ello (lo real) no consiste, en y por sí, sino en esto, en exteriorizarse. Es la acción de revelar su esencia, de manera que esta esencia consiste precisamente sólo en ser lo que se revela. La relación esencial, en esta identidad de la aparición con lo interior, es decir, con la esencia, se ha deter minado como realidad» (WL II, 155-465). Bajo este aspecto de la realidad entendida como proceso de exte riorización Hegel delimita su significado respecto de otros conceptos que están en la misma línea, concretamente los conceptos de ser y de existencia. Ambos coinciden con la realidad en el hecho de ser algo inmediato. «El ser es, en general, inmediatez no refleja y paso a lo otro (142, p. 279). Dicho de otra forma, el ser es sin duda un pro ceso, está en todo caso sujeto al principio de la negatividad, pero en ese proceso de autonegación no encuentra la afirmación de sí mismo. Deviene ciertamente, pero deviene otra cosa y, por tanto, no se reali za a sí mismo en ese devenir. El concepto de existencia nos sitúa, por el contrario, en un hori zonte muy distinto, puesto que aquí tenemos que ver con «la uni dad inmediata de la reflexión en-sí y de la reflexión en-otro» (123, p. 253), o más brevemente, con «la unidad inmediata del ser y de la reflexión» (142, p. 279). Se aproxima, pues, a la noción de realidad, en cuanto que «reflexión-en-sí» se asimila a «lo interno», a la vez que
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