PS_NyG_1997v044n003p0237_0316

LO ABSOLUTO Y LA REALIDAD 271 de que, al igual que la exteriorización del pensamiento no significa su degradación, sino su única realización posible, análogamente y de forma general la exteriorización no es una especie de ser dismi­ nuido, sino la verdadera potenciación y puesta a punto de lo inter­ no mismo. Pero no sólo esto. Si las categorías son el desarrollo de las pro­ pias determinaciones del pensamiento, exponer la realidad en tér­ minos de actuación y de exteriorización supone que de lo que aquí se trata es de la efectividad del pensamiento. El pensamiento está en efectivo en todo cuanto es, mucho más en aquello que merece el nombre de real o que es verdaderamente real. Con frecuencia hace Hegel referencia a la concepción de Anaxágoras, según la cual es el «nous» el verdadero principio que gobierna, estructura y da sentido a las cosas. Se trata de conferir determinación y concreción a esa concepción, de suyo indeterminada. Y si WL representa el desarrollo categorial de la misma, es claro que al tratarse de «la rea­ lidad en sentido propio» (die eigentliche Wirklichkeit), se deberá hacer patente la efectividad característica del pensamiento. Esto supuesto, se comprende el significado que de hecho atri­ buye Hegel al término «Wirklichkeit». De suyo en el lenguaje ordi­ nario este término viene a equivaler a nuestro «realidad», en cuanto que expresa lo que de hecho es así, lo que existe verdaderamente. Pero etimológicamente el término alemán tiene una carga semántica concreta, que Hegel quiere aprovechar. «Wirklichkeit» y «wirklich» son, respectivamente, la sustantivación y adjetivación de «wirken», que significa actuar o efectuar. De forma que, en rigor, «Wirklich­ keit» debería traducirse mejor por «actuación”, «efectividad» o «efica­ cia», aunque al ser sustantivos, pueden fácilmente degenerar en un estatismo mayor o menor. Lo importante, en todo caso, es retener que la esencia es real en cuanto que se exterioriza. O dicho de otra forma, la esencia se realiza en y a través de su exteriorización. Sin embargo, y aunque es cierto que el carácter dinámico de lo real es decididamente resaltado, cabe preguntarse por la plausibili- dad de tal concepción. ¿Mediante qué tipo de argumentación legiti­ ma Hegel la necesidad de superar la contraposición entre lo interno y lo externo? ¿Por qué es de todo punto insuficiente considerar lo esencial como lo interno, si además ésta es una idea tan persistente en la Historia de la Filosofía? La razón es que lo interno, por una

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz