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268 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ y lo otro, sino que tal continuidad es absoluta, en cuanto que se ha superado todo residuo de inmediatez en cada uno de los extremos. O dicho de otra forma, todo lo que hay en la esencia es en cuanto existiendo, todo lo que es interior es exteriorizándose. Lo uno está, pues, expresado completamente en lo otro. Conviene anotar a este respecto algo que me parece de cierto interés, en cuanto que de hecho contribuye a destacar el papel de la «exteriorización». La unidad de que habla Hegel es no sólo inme­ diata, sino recíproca, de forma que en rigor no sólo la esencia es existiendo y lo interno es exteriorizándose, sino que también la exis­ tencia es como esenciando y esenciándose; lo externo es interiori­ zándose a la vez que interioriza. La existencia representa un proce­ so de progresiva esenciación. No sólo la esencia se concibe como un proceso de ampliación de lo esencial mismo en lo existente, es decir, no sólo algo revela la fuerza y alcance de su esencialidad en la medida en que se hace presente en la existencia. Es que la exis­ tencia, a su vez, esencializa, es decir, la existencia representa un proceso de adquisición de esencialidad y de profundización de ella. Como a su vez, no sólo lo interno es un proceso de exteriorización, sino que lo externo representa también un proceso de interioriza­ ción. O dicho de otra forma, una cosa se exterioriza tanto más cuan­ to más interna es, cuanto más energía posee en su interio y a su vez se interioriza tanto más cuanto más externa, cuanto mayor y más profundo es su despliegue. Pues bien, aunque ciertamente la unidad de los extremos es recíproca, en este nivel la reciprocidad es sólo «en sí», todavía no «en-y-para-sí». O sea, no está aún explicitada. Esto tendrá lugar en el campo de la por Hegel llamada «relación absoluta», a continuación de la exposición de las categorías de la modalidad y como conse­ cuencia de las mismas. Lo que aquí, en cambio, se explícita es el proceso en una dirección única, por así decirlo: de la esencia a la existencia, de lo interno a lo externo. Es la exposición del «apare­ cer» del primero de los extremos. Este dato es importante en todo caso, pues, al menos en este orden de la modalidad, se acentúa decididamente la esencia como exteriorización, como expresión. Y sólo desde esta perspectiva y bajo este supuesto se ha de com­ prender la reciprocidad antes mencionada. Esto se echa además de ver en la insistencia con la que Hegel pone de relieve el significado

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