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264 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ plemente «la relación de tal concepto con la capacidad cognoscitiva». Podría ahondarse, sin duda, en este aspecto, incorporando para ello la doctrina de Hegel sobre la «proposición especulativa», cuya tesis central es, en definitiva, que la verdad de un concepto es justamente el predicado, de forma que en este sentido el concepto de una cosa no se puede considerar como completo con anterioridad a la predi­ cación correspondiente (Ph, 49 ss.-40 ss.). Pero dejamos este tema para otro momento. Lo importante es reseñar simplemente que en este punto se aprecia, al igual que en muchos otros, la preocupación de Hegel por superar cualquier residuo del subjetivismo transcen­ dental, como si únicamente pudiéramos conocer los fenómenos y no las cosas mismas. Y, sin embargo, tampoco en este caso la situación es tan simple. Pues es claro que, a su vez, Hegel se sirve de los plan­ teamientos kantianos para introducir en la concepción de Spinoza una modificación fundamental, la consistente en considerar la sus­ tancia como penetrada de una estructura sujetual. Por último, la exposición del concepto de lo absoluto en este lugar de WL perfila ya, en sus líneas más importantes, el alcance de la «exteriorización» (Áusserung), que en buena medida se va a reve­ lar como la clave para interpretar adecuadamente el significado de las categorías de la modalidad. En tal sentido puede aducirse, para concluir, el texto siguiente: «... lo real es “manifestación”; no es arrastrado por su exterio­ ridad (Áusserlichkeit) a la esfera del “cambio”, ni tampoco es un “aparecer” de sí en “un otro”, sino que se manifiesta; es decir, en su exterioridad es “él mismo“ y sólo en “ella”, es decir, sólo como movimiento que se diferencia de sí y se determina, es “él mismo”» (WL II, 170-480). 2. CARACTERIZACIÓN DE LA REALIDAD COMO UNIDAD DE LO INTERNO Y DE LO EXTERNO En adelante el comentario se ajustará a la exposición de los §§ 142-149 de la Enciclopedia, por considerarla más elaborada y pre­ cisa que la de WL. Aduciremos, con todo, textos de esta última cuan­ do nos parezcan aclaratorios, y la tendremos en cuenta como punto de referencia y de contraste.

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