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LO ABSOLUTO Y LA REALIDAD 255 dimensiones indicadas se salvaguarda «la absoluta identidad consi­ go mismo» (ibid.). La forma es en este sentido «indiferente» (gleich- gültig - en rigor, «igualmente válida») frente a sus diferencias. Esto implica no que tales diferencias queden neutralizadas, ni que la forma esté como por encima de las mismas, sino que las diferen­ cias son plenamente transparentes, es decir, manifiestas. Esto es lo que significa que la forma absoluta sea «contenido absoluto» (abso- luter Inhalt). «Por consiguiente, el contenido no es sino esta exposi­ ción misma» (ibid.). Como se ve, el modelo que Hegel explícita no es otro que el de la libertad: «ser-cabe-sí en lo otro-de-sí». Es lo que viene a signifi­ car el contenido como ex-posición, como transparente a sí mismo. Y esto es lo que comporta la noción de realidad: «Lo absoluto, con­ siderado como este movimiento de la exposición, que se soporta a sí mismo, como modo y manera (Art und Weise), que es su absolu­ ta identidad con sí mismo, es exteriorización no de algo interior, ni frente a otro, sino sólo como absoluto manifestarse para sí mismo; y así es realidad» (WL II, 164-474). Conviene retener los tres aspectos expresados en este texto: a) lo absoluto es el movimiento, que no descansa en otra cosa —como una especie de accidente en su sus­ trato—, sino que es el soporte de sí mismo, o que implica que el rango primario de la realidad es la actividad. Y en efecto, a esto hace referencia el mismo término «Wirklichkeit», que más bien habría que traducir por «efectividad» o «realidad efectiva», b) Lo absoluto es «en cuanto modo y manera»; sólo en ese hacerse presente en las más variadas manifestaciones puede verificarse o confirmarse como ver­ daderamente absoluto, c) Supuestas esas dos dimensiones, lo abso­ luto es «exteriorización» o «expresión». Adviértase cómo Hegel lucha con el lenguaje para eludir cualquier interpretación de lo absoluto que lo considere exclusivamente bien como interioridad, en mayor o menor medida, en el sentido de reservar para lo absoluto algo que no fuera o que pudiera no ser manifiesto, bien como manifes­ tación dispersa, sin coherencia ni cohesión, de forma que lo absolu­ to perdiera la identidad consigo mismo. Lo absoluto es, por el con­ trario, «absoluto manifestarse para sí mismo». Sólo en este sentido fuerte puede hablarse de realidad en sentido propio. Podemos desde esta perspectiva comprender tanto mejor la crí­ tica que Hegel hace de Spinoza y Leibniz, lo que nos posibilitará, a

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