PS_NyG_1997v044n003p0237_0316

246 MARIANO ÁLVAREZ GÓMEZ o más concretamente el resultado de su propia actividad, en cuanto que las determinaciones: esencia, existencia, etc., que, por su «nece­ sidad interna», postulan la absorción en lo absoluto en cuanto su fundamento, se revelan como determinaciones de lo absoluto mismo. De hecho, pues, lo que parece ser comienzo en otra cosa es comienzo en y por lo absoluto mismo; más exactamente, las deter­ minaciones de lo absoluto no simplemente se revelan como exis­ tentes en cuanto puestas por lo absoluto, sino que a su vez son puestas en cuanto expresión de la acción, por la que lo absoluto se realiza a sí mismo en ellas. Lejos de ser lo absoluto algo fijo y aca­ bado, consiste en un proceso de autoconstitución mediante la reali­ zación de sí en lo otro de sí, bien entendido que este otro-de-sí no es sino la alteridad de lo absoluto mismo. El punto de vista de Hegel es, pues, resultado de la fusión, de la unidad de lo a priori y de lo a posteriori —lo absoluto es de antemano en cuanto poniéndose a sí mismo en sus propias determinaciones y en cuanto llegando a sí mismo a través de esas determinaciones. De esto se desprende una conclusión clara: «la identidad abso­ luta», en la que lo absoluto se hace consistir y en la que, según hemos visto, se hunden y desaparecen todas las determinaciones —bajo el doble aspecto de la «exposición negativa» y de la «exposi­ ción positiva»— está a su vez determinada o es el resultado de la acción de determinar. «Lo absoluto... está determinado... como algo idéntico (ais Identisches); está puesto así por la reflexión frente a la oposición y a la multiplicidad; o sea, es sólo lo negativo de la refle­ xión y del determinar en general» (WL II, 160 - 471 ). En consecuencia, no sólo es imperfecta la reflexión externa, por la que partiendo de algo dado se llega a lo absoluto como a su fundamento; imperfecto es igualmente lo absoluto mismo, en cuan­ to que es algo a lo que simplemente se llega. O dicho de otra mane­ ra, si se toma como punto de partida exclusivamente algo determi­ nado, en cuanto contradistinto y opuesto a lo absoluto, no se puede pretender sino llegar a lo absoluto, en cuanto determinado y opues­ to a su vez a lo que se empieza considerando como simplemente opuesto a él. Y bajo este aspecto lo absoluto se presenta simple­ mente como algo atribuido, como atributo: «aquel absoluto, que es sólo como identidad absoluta, es sólo lo absoluto de una reflexión

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz