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138 TARSICIO DE AZCONA de expectación a causa de los fenómenos místicos, que ya asoma­ ban con fuerza en su existencia religiosa. Durante tres años vivió su consagración, entregada a todas las tareas de la comunidad, complicándose de forma intensiva su itine­ rario espiritual a causa de los frecuentes fenómenos místicos. Fue­ ron los principales los siguientes: Su testimonio de haber sido santi­ ficada en el seno de su madre, el don de la maternidad mística con numerosas expresiones, incluida la lactancia al «Cubanito», imagen del Niño Jesús traído de Cuba, y la impresión de las llagas de Jesu ­ cristo y de la corona de espinas, sin contar las revelaciones, éxtasis, deliquios, fragancias, apariciones y hablas espirituales. Estos fenó­ menos obligaron al Prelado y a los confesores a andar con pies de plomo en la dirección de la religiosa, aunque parece que todos que­ daron convencidos de su buen espíritu 1. Después de la profesión, fueron creciendo los fenómenos extraordinarios, con complacencia de la comunidad, con la aproba­ ción de sus directores espirituales y no sin reservas de algunos ecle­ siásticos, sobre todo curiales. Aunque por poco tiempo, ya que la religiosa enfermó el 2 de agosto de 1904, falleciendo de una calen­ tura y afección cardiaca el 9 de agosto siguiente 8. El caso de Sor María Ana iba adquiriendo un mal cariz, a causa de las discrepan­ cias al valorar la vida mística de la religiosa; había saltado su fama a sectores del pueblo de Plasencia, sobre todo, a través de la comuni­ dad y de algunos entusiastas; el fenómeno preocupó en la curia. De ahí que se agolparan los acontecim ientos a raíz de su muerte. La comunidad olía a fragancias: el pueblo quería reliquias de la religio­ sa; el sacerdote Don Agustín Marroquín afirmaba que Sor María Ana 7 Quienes conocieron más a fondo la intimidad espiritual de Sor María Ana fueron el confesor extraordinario de la comunidad Don Policarpo Barco Amores, penitenciario de la S.I. Catedral de Plasencia y el P. Julián Yagüe, religioso claretia- no. Ambos estarían poco más tarde en el ojo del huracán, cuando se complicaron las relaciones entre la curia y la comunidad capuchina a causa de Sor María Ana. Sus escritos son fuente de primer orden para aproximarse a dicha religiosa. Se podrán ir localizando en el catálogo de documentos que presentamos. 8 Son valiosos los testimonio de los médicos que le atendieron, sobre todo la Historia Clínica del Dortor Don Narciso Díaz, original en el archivo que presenta­ mos y repetido en numerosas copias.

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