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DOCUMENTOS SOBRE SOR MARÍA ANA CASTRO VALDÉS.. 137 tro de los soldados españoles y colocándoles unos «detentes» o imá­ genes del Sagrado Corazón de Jesús 4. Orientada por el obispo de la Habana Don Manuel Santander, quien realizó las gestiones preliminares, se embarcó hacia España en el trasatlántico Montevideo el 7 de julio de 1899, acompañada de dos religiosas Siervas de María, que velaron por ella en la travesía. Llegó a Santander el 26 de julio de 1899, viajando al día siguiente hacia Madrid. Aquí fue recogida por un enviado del monasterio de las capuchinas de Plasencia, quien la condujo por tren hasta esta ciudad. Llegó al monasterio el 4 de agosto; después de la primera entrevista con la Madre Abadesa, fue saludada por la comunidad, que quedó prendada de la joven cubana. Al día siguiente, 5 de agosto, con el alba, fue recibida en la clausura, vistiendo el hábito, cuyas medidas había enviado desde Cuba 5. Desde aquel momento inició el año de prueba y de novicia­ do, bajo la dirección de la abadesa, Madre María Francisca Cortina y teniendo como maestra de novicias a la Madre Sor María Pilar Buchaca 6. En este momento cambió el nombre civil por el religio­ so, llamándose Sor María Ana; el añadido «de Jesús» no aparece en las actas. Adoctrinada en la forma de vida de las clarisas capuchinas y cumplidos todos los requisitos de novicia, emitió de forma impre­ vista la profesión religiosa in articulo mortis a causa de una grave calentura, antes de haber cumplido el año de noviciado. El 5 de octubre de 1900 y con facultad del prelado diocesano fue admitida a la profesión de forma solemne y pública, en un clima no exento 4 Este tema no suele ser analizado por los biógrafos; sin embargo, parece que marcó a la familia; no deja de llamar la atención que sus dos hermanas fueran envia­ das a Estados Unidos y ella a España. 5 Así consta en una carta autógrafa, conservada en Plasencia. Angela trajo al monasterio su dote, garantía para su estancia y, dado el caso, para su regreso a Cuba. Su ingreso en religión se efectuó a tenor de las normas del tiempo, sin previa preparación, ni postulantado. 6 En el archivo de Plasencia se conservan listas muy completas de todas las religiosas de la comunidad, con sus cargos respectivos y de los capellanes, confeso­ res ordinarios y extraordinarios, que tuvieron cuidado espiritual de la comunidad, así como de todo el personal que formaba la curia diocesana. Listas valiosas para un estudio detallado de prosopografía, en tomo a la religiosa capuchina.

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