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HACIA UNA CULTURA PLANETARIA 125 poder. Muy poco desde su mayor proeza cultural: la organización de un código de Derecho, tan conforme con el buen sentido y con tal técnica propuesto que su vigencia, mayor o menor, llega hasta nuestros días. Pero frente a la inmoral concepción política de Maquiavelo surge en sus mismos días otra enseñanza más humana y esperanzadora. Los grandes humanistas, Erasmo y Vives, proclaman ante las máximas potestades de la tierra que el poder no es nunca lo decisi­ vo. Y menos que nunca, al promover guerras y contiendas. Su paci­ fismo nos conmueve porque señaló una ruta, hoy muy actual, pero que lamentablemente no siguieron las naciones modernas 18. La escuela de Salamanca con F. de Vitoria, como Sócrates de la misma, intenta más bien, ante las múltiples atrocidades de la guerra, señalar los cauces justos a que debe someterse: desde su declara­ ción por un gobierno legítimo hasta la conclusión de una paz, acep­ table para ambas partes. Da ulteriormente la escuela de Salamanca su aportación de más sentido histórico al proponer y defender los derechos primarios de la persona. Ante los pueblos americanos, para cuyos problemas fueron poco sensibles los humanistas, la escuela de Salamanca se sintió forzada a hacerlos objeto de serena y madu­ ra reflexión. Ésta es su deuda con aquellos pueblos, no siempre sufi­ cientemente valorada. Ello motivó que la escuela formule los princi­ pios morales de la mutua convivencia de unas naciones con otras. Mantienen su vigencia en nuestros días, como se ha reconocido en momentos históricos. F. de Vitoria se atiene preferentemente a los derechos inherentes al ser humano, más todavía que por su digni­ dad de persona, por ser imagen y semejanza del Creador. Apena que tal motivación el laicismo moderno no la haya podido justa­ mente valorar. Es de advertir ulteriormente que en esta vía de los derechos de los pueblos en su necesaria interrelación, F. Suárez da un paso más al prospectar que, siendo cada pueblo o nación inca­ paz de resolver los problemas humanos de su entorno, está forzado y debe, por lo mismo, formar con otros pueblos una mancomuni- 18 Ampliación en nuestro estudio: «El tema de la paz en Erasmo y Vives frente a la escuela de Salamanca», en El erasmismo en España, Sociedad Menéndez Pela- yo, Santander, 1986.

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