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HACIA UNA CULTURA PLANETARIA 121 Esta gran idea de tanto futuro puso en claro la enorme limita­ ción de la paideia griega frente al llamado bárbaro. Sabido es que este vocablo despectivo daban los griegos a quienes juzgaban inca­ paces de asumir su elevada cultura. La otra limitación es secuencia de esta primera. Como el bárba­ ro es incapaz de cultura, no hay otra cultura genuina que la cultura helénica. Todas las otras ni son aceptables, ni asumibles. Sólo la cul­ tura griega ha de señalar el camino para ese logro tan preciado de la plenitud del vivir humano 9. A su vez, la cultura romana resume su contextura mental en la palabra bumanitas 10. El doctor de vocablo tan pregnante es el gran orador de Roma, Cicerón. Tres aspectos distinguen los historiadores en la bumanitas ciceroniana. En primer término, Cicerón vincula las humanidades con el estudio que desde entonces se vienen llaman­ do litterae humaniores. Estas letras «más humanas» son el núcleo mental que da la impronta al hombre en su formación íntima y en la actuación de su vida. Para Cicerón las más fundamentales eran las que nos facilitan el hablar siempre con dignidad y, en momen­ tos especiales, con elocuencia. Pero estas litterae humaniores han de tener un respaldo intelectual que las motive y justifique. Este res­ paldo ha de venir de la filosofía. Con esta duplicidad estas litterae forjan al hombre maduro en lo que toca a su propia formación y para los quehaceres de su vida. El segundo aspecto de la bumanitas de Cicerón es el moral. Escribe el libro De officiis. Tuvo un inmenso influjo en su tiempo y también en el ambiente cristiano copiado casi a la letra por san Ambrosio 11. La bumanitas expuesta en el mismo pide un exigente hay que buscarla en que correspondían, el famoso maestro y el genial discípulo, a dos mundos absolutamente distintos» (Los hechos políticos en Platón y Aristóteles), Edit. Perrot, Buenos Aires, 1954, p. 57. 9 Ante tema de tanta bibliografía nos limitamos a esta obra autorizada y orien­ tadora: H.-I. M arro u , Historia de la educación en la antigüedad, trad. de J. R. M a y o , Edit. Universidad de Buenos Aires, 1970. 10 C f. G . F lores D ’A rcais , La pedagogia nel Pensiero classico. III. L'umanesi­ mo romano. IV. L’educazione a Roma, en Grande Antologia Filosofica, Milano, 1954, voi. II, pp. 566-586. 11 Hay traducción española del De officiis de C icerón por M. de Valbuena, de tal perfección que Menéndez Pelayo la juzga «no poder ser superada». M. Aguilar la

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