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DUNS ESCOTO: LOS OTROS PROBLEMAS 105 A modo de conclusión en este punto, baste recordar que en el terreno ontológico de los efectibles es totalmente válido el principio de que ningún efectible puede producirse a sí mismo, mientras que en el campo de la existencia puede limitarse, en cierto modo, dicho principio, siempre que se admitan principios virtuales de acción. A su vez, es imposible el intento de hacer que esto ocurra en el campo de los efectibles, porque la virtualidad meramente posible excluye toda potencia subjetiva que, a su vez, es el punto de parti­ da de toda virtualidad. Esta consideración nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: ¿qué entiende Escoto por causalidad? En la estrategia discursiva del Doctor Sutil lo primero que se hace es modificar los horizontes aris­ totélicos en torno al tema mismo de las causas. Aristóteles considera de modo principal la causa eficiente, que se torna en material, for­ mal y final cuando se refiere al ámbito del devenir. Esta doctrina en las manos de Escoto supone una reflexión con respecto a la crea­ ción: la creación precisa de la existencia de un primer principio que en realidad es un primer eficiente. En el plano de las existencias queda limitado al principio del devenir, pudiendo darse el caso de seres que se den a sí mismos el movimiento, pero sin que eso sig­ nifique que sean causas eficientes de sí mismos. Pero, ¿por qué corrige Escoto el principio aristotélico de que nada puede moverse a sí mismo? Podríamos pensar que la razón se encuentra en las razones seminales, especificadas por la escuela franciscana primitiva, pero resulta muy difícil admitir este punto si se considera a fondo la doc­ trina del propio Escoto, porque no se sitúa en la perspectiva ploti- niano-agustiniana, sino en el de la experiencia tal y como la com­ prende a partir de Aristóteles. Esto supone que Escoto interpreta siempre las razones seminales al modo aristotélico, no considerán­ dolas como principios de formas trasespecíficas, sino como cualida­ des accidentales que, debido a diversas causas, pueden producir efectos superiores a los de su propia especie. Para Escoto la solu­ ción de este problema viene dado por la perfección de la causa, y no por las razones seminales: cuanto más perfecta sea una causa, mayor cantidad de efectos puede llegar a producir (a lo que añade la posibilidad de actuarse a sí misma, como es el caso de los seres vivos). Así es como nos encontramos con la justificación, de la mano

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